No se asuste si, despistado, se tropieza con un verso. Será culpa del colectivo Hesperya. Se ha sumado a la iniciativa de convertir los bares, calles y parques de la ciudad en recitales improvisados e imprevisibles.

El 20 de octubre es, desde hace ya cuatro años, el día en el que la poesía se echa a la calle. Esta propuesta, nacida de las mentes de la asociación cultural madrileña Arrebato Libros, va por su cuarta edición, segunda en Gijón. Consigue que, en algún momento del día, todo el que quiera comparta, con escenificación o sin ella, palabras, versos o fragmentos.

Contra el sistema

Este año el colectivo Hesperya será quien ponga versos a las caras de sorpresa de quienes se encuentren un séquito de poetas locales como esclavos, víctimas de una subasta  absurda en la que se admiten pujas, ventas y hasta robos. Con ello quieren denunciar la mercantilización de la poesía. Pero no es esta la única forma de participar en Letras a la calle. Cualquiera puede subirse a una silla, acuclillarse, utilizar un megáfono en mitad de una plaza o la cómoda butaca alta de un bar. No importa si se quiere leer un poema de Gloria Fuertes o de T.S. Eliot. O si las letras, en realidad, uno las encuentra en el poso de una canción. Lo único que importa es que se lea poesía.

Hace un año, el colectivo Busca las Palabras, formado por artistas y poetas de Gijón expresamente para la actividad, convirtieron El Baruku en el tendal de un patio de luces con poemas colgados de cada cuerda. Los poetas David González, Inés Toledo y Carmen Yáñez participaron recitando sus versos.

* Mañana, desde las 20.30 h, en el Café Trisquel: Marqués de San Esteban, 30. El Baruku: Almacenes, 6.  Chafariz: Marqués de San Esteban, 28. Gratis.

Comando artístico

Quienes conocen a los jóvenes integrantes de Hesperya –Alba G. Sanz, Julia Valencia, Héctor G. Navarro– ya saben de su afición por dinamizar los actos convencionales. El pasado 4 de mayo ambientaron el concierto Escrito en servilletas, de Alfredo González, en los  años ochenta.