El Índice de Precios de Consumo (IPC) ha cerrado el año 2016 con un incremento interanual del 1,6% después de que se haya disparado nueve décimas frente al mes de noviembre, una más de la que se había pronosticado en el avance publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE). hace dos semanas.

Este rally alcista en los precios experimentado a lo largo de 2016 —después de dos años inmersos en tasas negativas— se ha acelerado en el último mes del año hasta alcanzar en diciembre su cierre más alto de año desde 2012 y la más elevada en cualquier mes desde julio de 2013, según ha publicado este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE).

El encarecimiento del crudo tras el acuerdo de los países petroleros en noviembre para recortar la producción ha afectado a muchos de los consumos relacionados con la energía. Por eso los grupos que experimentan un alza mayor son los del transporte (+4,7% por la subida de las gasolinas a finales de año, que choca con la bajada en el mismo mes del año pasado), vivienda (+0,8% por la electricidad, calefacción y gas) y el ocio (+0,5%, empujado por la subida de precio de los viajes organizados).

La relación entre la subida del petróleo y los precios, se observa claramente también al comprobar que la inflación subyacente (que no incluye productos energéticos) solo aumenta dos décimas, hasta el 1,0%, por lo que se sitúa por debajo del IPC general por primera vez desde junio de 2014.

También los alimentos y bebidas no alcohólicas subieron su precio el año pasado (+0,8%), aunque su encarecimiento fue la mitad del reflejado un año antes (+1,7%)

"Todo esto reafirma la necesidad de incrementar los salarios en nuestro país en una horquilla del 1,8 al 3% para que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo", ha asegurado este viernes la secretaria Confederal de UGT, Isabel Araque, que recuerda así la propuesta que los sindicatos han puesto sobre la puesta a unos empresarios, que solo aceptarían una subida del 1,5% y sin un suelo mínimo.

La propuesta de UGT es para el año 2017. Pero eso no ha evitado que el año pasado tanto los trabajadores como los pensionistas hayan perdido poder adquisitivo: el sueldo por convenio de los primeros apenas subió un 1,06% el año pasado y los pensionistas solo vieron revalorizar un 0,25% su prestación, el mínimo establecido por la ley.

"Es una pérdida de poder adquisitivo de medio punto y de 1,3 puntos, respectivamente", lamenta Araque. "Esta es al realidad de nuestro país, una economía que crece basándose en empleo precario y en no redistribuir la riqueza. Es urgente que los trabajadores y los pensionistas recuperen poder adquisitivo para reactivas la inversión y el consumo".

El Gobierno niega que los españoles hayan perdido poder de compra. Y lo refrenda echando mano, no de la tasa interanual de diciembre —que compara los precios de este mes en 2016 frente al de 2015—, sino de la media de inflación anual: ponderadas las bajadas y subidas mensuales, el IPC habría caído un -0,2%. Números rojos por tercer año consecutivo.

"Es verdad que en los últimos cuatro meses subió el IPC, pero en los ocho meses restantes fue negativo. Esa es la realidad. Por tanto, no han perdido poder adquisitivo en término medio", ha insistido en rueda de prensa la secretaria de Estado de Economía y Apoyo a la Empresa, Irene Garrido.

Los alimentos que han protagonizado una mayor subida de precios este año han sido las patatas (+8,8%), las legumbres y hortalizas (+7,7%), el mariscos (+4,3%), frutos secos (+2,5%) y carne de ovino (2,1%). Todos ellos ya habían mostrado crecimientos de precio el año anterior.

Las patatas ya habían mostrado un encarecimiento incluso más acelerado al cierre del año pasado (+14,9%), por lo que estos tubérculos continúan incrementando sus precios aunque a una tasa más relajada. Todo lo contrario sucede con las legumbres y hortalizas, que en 2015 apenas se encarecieron un 2,2% y este año, sin embargo, elevan su precio en una tasa tres veces mayor.

El alza de precios en el transporte personal se explica directamente por el encarecimiento de los combustibles tras el recorte de producción de petróleo decretado por los países extractores. España, un país que importa el 99% del crudo que consume, es de los países que más sufre los vaivenes del crudo. Y este año se ha reflejado en una subida del 5% en los precios del transporte.