Para viajar en Navidad, muchos eligen el norte, el frío. Buscando la nieve y no necesariamente para esquiar, podemos aterrizar en Noruega. Bergen, la segunda ciudad del país, es el portal de los fiordos noruegos. Allí, cada Navidad se construye el pueblo de galletas de jengibre más grande del mundo.
Es el Pepperkakebyen, el pueblo de galletas de jengibre, una dulce tradición, pero en realidad reciente –se hace desde 1991–. Los habitantes de la ciudad hacen su aportación casera para construir en el centro de la ciudad, Torgallmenningen, la Bergen más dulce en miniatura.
Los vecinos de esta ciudad noruega crean casas en miniatura, trenes, coches y barcos, todo ello hecho de auténtico pan de jengibre, con bastones de caramelo y azúcar glass, que se utiliza para unir todos los elementos. Hasta el 31 de diciembre se puede visitar este pueblo en miniatura, con el que los habitantes de Bergen hacen su aportación casera para hacer más dulce y apetecible su ciudad.
Auroras boreales en Navidad
Y ya que nos hemos acercado hasta Bergen no podemos regresar sin antes haber buscado las auroras boreales, uno de los espectáculos más fascinantes que nos regala el cielo. En Navidad, la localidad de Tromso puede ser uno de los mejores lugares para ver las auroras boreales en Noruega.
Pero hay más opciones. Son muchas las localidades noruegas por encima del Círculo Polar Ártico que nos permiten disfrutar de las auroras boreales. Sin llegar tan al norte, también es posible hacerlo en la región de Trondelag, en el centro del país. Algunos barcos de crucero son conocidos por ofrecer viajes con temática de auroras boreales también durante las vacaciones navideñas.
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