"Que un paciente parta el pómulo o zarandee a su médico es relativamente frecuente". Así lo dice la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos, que estima que el 75% de los 33.500 facultativos de la región han sido atacados verbalmente por un paciente. Además, "entre el 5 y el 10% han sufrido una agresión física". La mayoría se dan en urgencias, por un varón familiar del paciente y residente en una zona urbana marginal.

Sin embargo, no todas las disputas llegan a los tribunales. Según el Colegio Oficial de Médicos, hasta el pasado 31 de agosto se habían denunciado

Para acabar con esta situación, la Consejería de Sanidad ha publicado una guía con consejos para que los médicos puedan prevenir los ataques y actuar si suceden. Así, ante un intento de agresión física, hay que "emprender la huida de inmediato" o, si esto no es posible, defenderse con objetos "proporcionados" a los del ataque. Además, la Comunidad creará antes de fin de año un registro pionero en España para contabilizar las agresiones y detectar dónde y cuándo se producen.

Por otro lado, el CESM pidió ayer que estos ataques se consideren delito y no falta, para que las penas sean más severas. "El Código Penal ya lo recoge, pero fiscales y jueces no aplican la ley".

"La víctima es el paciente"

"El paciente es sumiso cuando está enfermo", asegura la presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, y remarca que normalmente los agresores suelen ser "enfermos mentales o con adicciones". Cree que la culpa es del "colapso" que hay en la sanidad, que provoca "enfrentamientos cuando las esperas se alargan". "La víctima es el paciente", asegura tajante.

"Hija de puta. Te voy a partir la cara". Durante dos años Beatriz aguantó las amenazas de un paciente, enfermo de alcoholismo. Iba una o dos veces por semana a su consulta para pedir recetas de medicamentos con las que luego trapicheaba con toxicómanos. "Nunca llegó a agredirme físicamente, aunque una vez sí sacó una especie de cúter", cuenta. "Siempre me gritaba con ira y, precisamente por eso, nunca tuve miedo de que me fuera a herir", pero reconoce que "muchas veces pasaba consulta con la Policía delante". Cuando se quedó embarazada, la presencia de este enfermo, además de hacerle sentir "fatal", le provocaba fuertes contracciones, por lo que pidió un traslado. Asegura que este paciente no es el único que la ha agredido.