Patricia, tiene 14 años, es una alumna de Tercero de ESO y sabe lo que supone esta nueva asignatura, no sólo por el debate generado en la sociedad, sino también por su contenido. "Sé que la Iglesia está en desacuerdo con Educación para la Ciudadanía porque opina que nos enseña valores diferentes a lo que ellos quieren. Yo pienso que una cosa no tiene por qué suplir a la otra", explica la joven.

"Desde que nos dieron el libro, he estado curioseándolo, ya que con sólo observar la portada, hay una invitación directa a leer el interior", indica Patricia. En las pastas que cubren la publicación aparecen nombres de calles y vías urbanas que hacen referencia a valores como la solidaridad, la amistad, los deberes, la igualdad, la justicia o la libertad.

No obstante, la estudiante, recuerda que el libro se ha hecho esperar, así, en las clases iniciales, han debatido sobre la asignatura en sí: "El primer día la profesora nos propuso hacer unas listas en las que planteáramos los pros y contras de Educación para la Ciudadanía. De ahí sacamos conclusiones, como que la asignatura nos ayuda a ser mejores ciudadanos y a entender la sociedad, o que nos quita tiempo para otras áreas y que es otra materia más para estudiar", añade.

Patricia asegura que los contenidos son muy interesantes y sobre todo muy actuales, algo que se le presenta muy atractivo a un adolescente como ella: "Me ha llamado mucho la atención que utilicen la información que sale de los propios medios de comunicación. Creo que con ello, nos acercan a la realidad del día a día y a la vez nos enseñan a valorar los medios sin tener que asociarlos a la telebasura", reconoce la joven.

En cuanto a la temática, a Patricia le parece muy práctico que les hablen de asuntos como la violencia de género, las drogas, el botellón o los conflictos bélicos internacionales. "Se trata de todo aquello que nos rodea pero que no te explican desde la base, desde el colegio", apostilla la adolescente.

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