La canciller de Alemania, Angela Merkel, ha sido reelegida este martes presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) con un 89,5 % de los votos, en el congreso federal que celebra la formación en Essen (oeste) para preparar la campaña electoral de las generales de 2017.

Con este resultado, inferior al 96,7 % logrado dos años atrás,  Merkel ha sido ratificada así como líder del partido, dos semanas después de haber anunciado que optará a un cuarto mandato como canciller en los comicios previstos para dentro de diez meses.

Antes de la votación, Merkel se había dirigido a sus filas para pedirles apoyo y unidad, tras advertir de que la campaña para su reelección como canciller "no va a ser fácil" y en ningún caso "dulce".

"Necesito vuestra ayuda", afirmó, para añadir que "está en nuestra mano lograr el futuro que anhelamos para nuestro país", para lo que es preciso lograr la cohesión de su partido y también el apoyo de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU).

Para reforzar su candidatura, la cancillera se ha presentado como una garante de la estabilidad en un mundo agitado por las fuerzas de la globalización, la guerra y la elección de Donald Trump en Estados Unidos antes de ser reelegida como presidenta de su partido.

En su discurso previo a la votación, ante un millar de miembros de su partido, Merkel ha explicado que hay muchas personas que sienten que el mundo "ha descarrilado", ha reconocido en un lugar especialmente significativo para ella, Essen, donde hace 16 años se alzó con el liderazgo de la formación conservadora. Desde entonces ha sido ratificada en el cargo cada dos años con resultados que oscilaron entre el mínimo del 88,4 %, en 2004, y el récord del 97,9 % de 2012, mientras que en 2014, obtuvo el mencionado 96,7 %.

"2016 no trajo más calma y estabilidad. Al contrario", ha asegurado Merkel durante su discurso, que ha durado una hora y cuarto y al que han seguido once minutos de aplausos, sobre todo teniendo en cuenta que se ha comprometido a no subir lso impuestos si vuelve a revalidar el cargo de canciller. "Nos enfrentamos a un mundo, especialmente tras las elecciones de Estados Unidos, que necesita reorganizarse, con respecto a la OTAN y a la relación con Rusia", ha dicho.

La hija de un pastor protestante de la antigua Alemania del Este se presenta a las elecciones en un momento en que Europa está atravesando sus peores crisis desde la contienda mundial.

La decisión de Merkel de dar la bienvenida a cerca de 900.000 inmigrantes a Alemania en 2015 ha erosionado su popularidad, desencadenado una disputa con sus aliados de Baviera y provocado una subida del partido euroescéptico y antiinmigración Alternativa para Alemania (AfD), que se espera que consiga representación parlamentaria.

Por eso ha admitido que no todos los refugiados llegados a Alemania podrán permanecer en el país, pero ha asegurado que cada una de las solicitudes de asilo se evaluarán individualmente para determinar si les asiste el derecho a quedarse.

Ha sido ovacionada clamorosamente al pronunciarse por vetar el burka u otros velos islámicos integrales "en los espacios públicos donde es posible su prohibición", para resaltar que en una sociedad abierta corresponde ir "con el rostro descubierto".

Sus palabras fueron seguidas con algunas intervenciones críticas, que exigían de ella posiciones más claramente conservadoras para hacer frente a la derecha radical.