Lucrecia: "Cuba es de todos, quisiera que ya no hubiese más cubanos de dentro y de fuera"

  • La cantante Lucrecia promociona el videoclip 'La vida es un Carnaval', homenaje a Celia Cruz incluido en el disco recopilatorio 'Latinos Del Mundo'.
  • Además, la alegre cubana vuelve a la televisión junto a los Lunnis y se estrena en el mundo del musical en el Teatre Victòria, en Barcelona.
  • Lucrecia ha hablado con '20minutos' sobre su vida profesional y personal.

Enérgica, risueña y con una alegría contagiosa, la cantante cubana Lucrecia no para un instante. Ahora, en plena promoción del videoclip La vida es un Carnaval, la artista lleva su ritmo a la televisión, de nuevo con los Lunnis, y también al teatro en Barcelona con su primer musical, Una bruja en Barcelona.

¿De dónde saca timpo para hacer tantas cosas?

Son estos momentos de la vida en los que todo se va gestando y al final sale todo al mismo tiempo.

El single La vida es un carnaval es un homenaje a Celia Cruz, ¿verdad?

Sí, se lo merece. Ella era una grandísima cubana, una grandísima cantante y una grandísima persona. El mundo entero la adora porque era pura bondad y alegría de vivir. Fíjate hasta qué punto era vital que, ya al final de su vida, ella estaba compaginando la grabación del disco Regalo del alma con sus sesiones de quimioterapia Su música es vida.

En usted también se ve mucha vitalidad, muchos ya la citan como la sucesora de Celia.

Siempre he dicho que hay que trabajar mucho para poder llegar a ser Celia Cruz y eso de la sucesión yo creo que es algo que les gusta decir a los periodistas. Somos muchos los cantantes que inmortalizamos la obra de Celia, que seguirá por siempre. Es eterna, incombustible.

¿Pero es usted es tan alegre como se la ve?

Ante la vida hay que ser positivo y aunque tengas problemas siempre hay que buscar la parte buena de las cosas. Puede que de repente me pase algo malo pero, por otro lado, tengo la suerte de tener mis amigos, mi familia, mi carrera. Siempre hay que buscar la parte positiva porque si no te hundes.

¿No hay nada que le enfade y le haga perder la sonrisa?

Sí, cómo no. Lo que me saca de quicio es que, después de tanta paciencia y de tanto amor, no se me corresponda. Entonces me digo, "¿pero qué estoy haciendo?" (risas). Ahí es cierto que tengo ese arranque de gritar, y cuando grito tiembla la tierra (risas). Pero es breve. La vida es un Carnaval, mushasho.

Siempre prevalece lo bueno.

Mis premios Alegría de vivir son un reflejo de mi alma. Cuando yo vi la crisis que había —que hay, pero bueno, todavía había más en el 2013—: la música con el IVA, los discos, la literatura... Había tanta desesperanza en la sociedad que yo dije, "Mira, si siempre me dicen que soy una persona positiva, que soy alegre, tengo que contagiar eso a mi gente de alguna manera". Entonces creé estos premios que son galardones para personalidades y entidades que despiertan alegría de vivir desde la ciencia, el deporte, la cultura, la investigación, la solidaridad, la cocina...

¿La felicidad está en todos esos sitios?

Claro, tú escuchas un programa de radio, lees una entrevista, vas a un restaurante, ves un partido de tenis... Eso son instantes de felicidad y lo tienes que apreciar aunque haya muchos problemas a tu alrededor.

En su tierra, problemas no faltan, por desgracia. ¿Qué vínculo le une aún con Cuba?

A los cubanos nos queda todo el vínculo con Cuba, es nuestra tierra. Además, toda mi familia está allí. En general, Cuba es de los cubanos. Para mí, es algo mucho más sentimental que político, porque no podemos hacer mucho por solucionar los problemas económicos y políticos. A nivel emocional yo pienso que Cuba es de todos, y quisiera que ya no hubiese más cubanos de dentro y de fuera. Todos somos cubanos, y me gustaría poder ir allí, respirarla, vivirla y regresar.

¿Cómo cree que evolucionará la situación en Cuba a raíz de los últimos acontecimientos?

No lo sé, de verdad, porque Fidel ha fallecido pero, como siempre se decía en Cuba, "el tiene una escuelita" con personalidades que va guiando y llevando por el camino de su manera de pensar , de vivir. Además, en el pueblo cubano, aunque hay algunas personas que son amantes de la democracia, también hay mucha gente que ha crecido y ha vivido hasta el día de hoy con esa esencia a nivel cultural, idiológica y política. Tienen que cambiar las mentes, los corazones, las maneras de vivir, de pensar... y eso no es fácil cambiarlo ni en diez años. Eso tiene que ver cómo se hace pero, mientras se va cambiando, al menos que las familias estén unidas. Eso es muy imp0rtante para el alma.

Cambiando a un tema más feliz... Vuelve con los Lunnis, ¿los ha echado de menos?, ¿qué significan para usted?

Mucho. Para mí los Lunnis han sido una experiencia vital, como profesional y como persona. Fueron una revolución en la sociedad española: cautivaron a los niños, ganaron muchísimos premios, hicieron muchísimas actividades a nivel social, fueron embajadores de Unicef... Ellos tienen la misma esencia que la de mi musical: el amor, la amistad y los besitos de chocolate. El amor es importante, el amor de la familia y de los amigos, el compartir, el saberse entender. Y los besitos de chocolate son el suspiro de mi alma para todas mis niñas y mis niños.

¿Qué traen de nuevo los Lunnis?

Las cápsulas de ahora son muy lindas, para mí son joyas. Explicamos situaciones cotidianas de la vida de los niños con leyendas e historias como la de Don Quijote, Colón, el Olentzero... Esa historia, que está ilustrada con dibujos animados muy bonitos y muy simpáticos, termina con una canción y un videoclip. Es una manera de educar, de divertirse y de pasar diez minutos maravillosos con risa, con música y con valores.

¿De dónde le viene esa pasión por los niños?

Yo ya desde niña me gustaban los niños. Lo mío es una niñez eterna (risas). Ya desde chiquitica estaba componiendo canciones infantiles. Lo bello de todo esto es que he podido desarrollar mi carrera profesional a nivel familiar, no solamente para los niños. Mis canciones para los adultos también se pueden ver como un camino de conocimiento de la música cubana o la música latina en general.

¿Cuál es la clave para trabajar con niños?

La verdad. Jamás he criado a mi hijo hablándole, comos suele pasar, de forma extraña. A veces, los niños están aprendiendo a hablar y tú les distorsionas la palabra. Yo empecé a leerle cuentos desde que nació, desde siemrpe le he leído muchísimo y él ha leído también, y lee. Esto es cultura y aprendizaje, y le permitió hablar muy bien ya desde pequeñito.

¿Qué edad tiene ahora?

Ya tiene 15. Es una edad muy linda. La adolescencia es bella. Yo he respirado el olor de la adolescencia este verano, lo sentí, el aroma del descubrir el salir con los amigos, ir a una fiesta mayor, el primer beso... Y es tan lindo, lo sentí, lo respiré, fue casi como si yo fuera un poquito adolescente otra vez.

¿Cree que seguirá sus pasos en el mundo del espectáculo?

No, le gusta la música, pero no. Lo primero es que no ha estudiado música. Él ha practicado mucho deporte, mucho fútbol. Eso sí, también le gusta escribir, cuando se pone a ello le salen historias muy bonitas, la verdad. Lo importante es que estudie, que sea una persona preparada y con buenos valores, para que así, cuando se enfrente a la vida, sea una buena persona.

¿Qué nos puede contar subre su musical?

Se titula Una bruja en Barcelona, está escrito por Edu Pericas y es un poco autobiográfica. Ahí hay muchas pinceladas de mi vida, de mi música, de los diferentes discos que he hecho, lo que ha comportado para mí vivir en Barcelona, el por qué tengo las trenzas de colores... Eso es algo que tiene que saber mi gente, y tiene que ir al teatro para saberlo (risas). En la obra tengo un amigo que se llama el dragón Antón, que es una canción que yo compuse al nieto de Celia Cruz, Antón Pardillo, y que el escritor de la obra tuvo a bien utilizar como uno de los temas principales de la obra.

¿Le está gustando la experiencia?

Muchísimo, está siendo una gran experiencia, muy diferente a todo lo que he vivido hasta ahora. Somos cuatro en escena pero detrás hay tantísimas personas trabajando... Muchas veces la gente no es consciente de eso.

¿Es usted un poco bruja?

Mira, un poco, pero bruja buenísima (risas). Sobre todo soy muy intuitiva, capto las vibraciones, las miradas. Mi abuela me enseñó que siempre hay que mirar a los ojos, el que no te mira a los ojos, algo esconde. Yo soy muy de esas cosas, así que podemos decir que soy medio bruja.

Esta pregunta no se le debe a hacer a una dama, pero sorprende lo difícil que es descubrir su edad. En Forocoches incluso se planteó el reto de averiguarla, y Wikipedia da una fecha que no sabemos si es fiable.

Ya me lo dijeron también el otro día. Eso no se dice (risas). Tú di que nací en La Habana, que soy piscis, una piscis muy sabrosona.Entre trenza y trenza soy piscis (risas). ¿Quieres que te cuente algo curioso?

Adelante.

Nací un 15 de marzo. Mi mamá quería ponerme Espartaco y dijo "como es niña, pues Espartaca". Y llegó mi abuela y dijo, "de Espartaca nada, Lucrecia". Y entonces ahora mi mamá me dice, "¿tú sabes que te quería poner Protesta de Baraguá?", y le digo, "¡ay, mami, por tu madre! De verdad, es que tú me querías hacer daño" (risas). Y ella me dice, "¿Te llamaría Protesta o te llamaría Baraguá? No sé, mi vida, menos mal que vino tu abuela y te salvó con el nombre" (risas). Y ahora me dice mi pequeña Lulú, como si fuera un Lunni.

¿Lo dejamos entonces en un 15 de marzo del siglo XX?

(risas) Sí, en El Vedado, en La Habana.

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