Vigilancia Aduanera de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria y la Guardia Urbana de Barcelona desarticularon, la semana pasada, en una operación conjunta con diferentes cuerpos policiales una red de falsificación y distribución de material destinado a la venta ambulante no autorizada.

La organización actuaba como una empresa dedicada a producir copias exactas de productos textiles de lujo y a distribuirlas entre los manteros de Barcelona y alrededores, y es la principal red de suministro desmantelada en la capital catalana.

En rueda de prensa, el comisionado de Seguridad de Barcelona, Amadeu Recasens, ha explicado que se trata de una operación destinada a eliminar una red de producción organizada de falsificación de material, que ha sido "desmantelada de principio a fin".

El intendente de la Guardia Urbana, Juan Rodríguez, ha explicado que es la operación más importante realizada nunca por la policía barcelonesa al haber llegado hasta los productores de las falsificaciones.

La operación se ha saldado con un total de 15 detenidos y 17 investigados y con la intervención de 130.000 productos que hubieran alcanzado un valor de mercado de unos cinco millones de euros, y entre ellos ha sido arrestado el cabecilla de la organización, un ex transportista del puerto de Barcelona.

Guardia Urbana y Vigilancia Aduanera han descubierto, en esta investigación, que se inició en marzo, que la organización contaba con maquinaria de alta calidad capaz de estampar más de 100 piezas en una hora.  32 máquinas de las cuales, según ha revelado el intendente, cada una tiene un valor de 50.000 euros.

Los investigadores pudieron diferenciar dos ramas en la organización: una dedicada a la confección de productos falsificados de prendas de vestir y deportivas de primeras marcas y otro de distribución de productos falsificados ya finalizados que se encontraba en zonas de Barcelona y Badalona.

El presunto jefe de la organización y sus colaboradores, que trabajaban bajo demanda, utilizaban talleres textiles e imprentas de Mataró para elaborar el producto y plagiar las piezas hasta el más mínimo detalle, incluyendo botones, etiquetas, bolsas de embalaje con el logotipo de las marcas y sus propios cartones de embalaje.

Los productos eran falsificaciones de alta calidad, prácticamente iguales a las originales. Algunas de ellas, al ser difíciles de encontrar en el mercado negro de este tipo de productos, ocasionaron una gran demanda.

Al parecer, el jefe de la organización, disponía de una red de distribución que estaba formada por personas con una amplia experiencia en la distribución de productos falsificados, lo que facilitaba su constante y sistemático reparto sin la necesidad de disponer de un gran stock de productos.