Las colas empiezan desde antes de las seis de la mañana. «Y si viene más tarde de las 08.00 h, olvídese de conseguir cita», avisa el policía nacional de la entrada.

El sistema ha cambiado. Ya no hay cita previa. Ahora, los ciudadanos van haciendo cola desde la madrugada en la calle Felipe Uhagón. A las 08.45 horas va el policía a la cabeza de la fila y reparte las citas del día: unas 250 en total. Quien coge hora, debe volver en el horario que le ha tocado, entre las 09.00 y las 18.30 h. Quien no consigue el numerito, debe intentarlo otro día. Ya no le atenderán.

La culpa es del DNI electrónico. «Los carné de toda la vida los hacíamos en 5 minutos. Ahora, para hacer los DNI electrónicos necesitamos 15 minutos mínimo», explica una de las funcionarias que expide los documentos. O sea, que el trabajo se ha triplicado «y la plantilla sólo se ha reforzado con un par de personas», lamenta la trabajadora pública.

Así las cosas, la quemazón del ciudadano es evidente. Todo vecino debe aparecer por la cola antes de que amanezca, esperar a que el policía le dé hora, y volver cuando le manden.

Uno de los trabajadores de estas oficinas explica que la dirección ya se ha dado cuenta de que el nuevo sistema hace aguas. Que lo van a mejorar. «Pero ya sabe que las cosas de palacio...».

Bueno, no todo es malo. El nuevo DNI electrónico tiene una ventaja. Lo dan al momento. El ciudadano va, rellena los documentos, espera los 15 minutos de rigor y sale del edificio con su carné de identidad. Cuesta 6,70 euros.

Mejor no perder el tiempo. También puede sacarse el DNI en Portugalete, Getxo, Basauri y Barakaldo.

¿Novedad para qué?

El nuevo DNI electrónico facilita al ciudadano una clave confidencial; una especie de código PIN, como los móviles. Esa clave permite hacer gestiones por Internet que hasta ahora sólo eran posibles con la presencia física. Así, se puede realizar la declaración de la renta o consultar los puntos del carné de conducir desde casa a través de la Red.