Llevan diez meses alzando la voz contra la Ley antibotellón que califican de «represora y antisocial». Son los jóvenes que forman la Asamblea por el Libre Uso de los Espacios Públicos La Calle es de Todos, que se reúnen en Casas Viejas. Luis Miguel Lozano es uno de sus miembros más activos.
Como reacción a cómo se aplicó la Ley antibotellón. En la Alameda, el primer día, la actuación de la Policía fue violenta, brutal e indiscriminada.
Sólo estábamos allí reunidos de forma pacífica, sin botellas. Los propios agentes que nos agredieron confesaron en el juicio que no teníamos alcohol. La botellona no es nuestra forma de vida pero sí lo es estar en la calle libremente.
Nada. Recurrimos al Defensor del Pueblo que nos apoyó pero cuando le preguntó al Ayuntamiento sobre esa actuación desmedida y las cargas, no obtuvo respuesta. Hubo gente lesionada. Eso no se nos ha olvidado.
Ahora llevamos a cabo una campaña de información sobre los planes del Ayuntamiento de aprobar una ordenanza cívica que restringirá nuestro derecho a usar los espacios públicos. Nos preocupa que la ley sea cada vez más intolerante y controladora.
Se exigirá un impuesto altísimo para realizar cualquier tipo de actividad al aire libre, sea cultural, política o deportiva. Y criminalizará la mendicidad. Ya no podrán vender clínex en los semáforos. m. f.
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