El grupo del PP en la Diputación de Málaga pedirá en el próximo pleno provincial, que se celebra este martes, que la Junta de Andalucía elabore un paquete de medidas concretas para paliar los efectos de la sequía en las zonas orientales de Andalucía, algo que en la provincia malagueña ha provocado que la producción de la aceituna aloreña caiga un 60 por ciento, según los propios agricultores.

En el texto de la moción se señala que la producción de aceituna de esta denominación de origen protegida, la primera de España con esta catalogación; que ocupa más de 20.000 hectáreas repartidas en 19 municipios malagueños, especialmente en la comarca del Guadalhorce y la Sierra de las Nieves, "corren el riesgo de ver reducidos en un 60 por ciento los kilos de este cultivo".

Esas previsiones se deben a la falta de lluvias, clave en la última fase de maduración de esta aceituna de mesa. Actualmente, según la moción a la que ha tenido acceso Europa Press, se calcula que la producción de la aloreña genera un impacto económico de unos 10 millones de euros anuales procedentes de su venta y consumo, un 40 por ciento del cual se registra en la provincia y el resto se exporta a otros países como Japón, Estados Unidos o Alemania, entre otros.

Por ello, la caída en la producción, según el diputado del PP Jacobo Florido, supondrá el desabastecimiento de clientes, el aumento de precios y el riesgo de perder mercados consolidados por la introducción de otras variedades más baratas.

Aunque los agricultores no se atreven aún a dar datos concretos, sí han confirmado, según los 'populares', que éste podría ser "el peor año de los últimos cinco". De ahí que la Junta de Andalucía "no puede dar la espalda a más de 4.000 familias que viven de este cultivo", directa o indirectamente.

A la falta de lluvias se suma que esta variedad también ha sufrido los efectos de la llamada mosca del olivo y los agricultores "se quejan de que antes se dedicaba un 1,4 por ciento de las ayudas a la producción para realizar tratamientos preventivos de estas plagas, mientras que ahora son los propios agricultores quienes deben costear dichos procesos".

"Los productores -ha añadido Florido- están al límite de sus posibilidades". Además, según destaca, esta variedad no es sólo importante económicamente sino que contribuye "al mantenimiento del paisaje, la sostenibilidad medioambiental de los olivares o el mantenimiento de la cultura y las tradiciones".