José Ramón Lleo, un madrileño que lleva veinte años trabajando el cuero en Lugo

  • José Ramón Lleó aprendió el oficio en año y medio
  • Estos días tiene un puesto en Artesanfroilán hasta el domingo
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Este lucense adoptivo está convencido de que por cada veinte personas que se inician en su oficio, tan sólo una sigue adelante.
Este lucense adoptivo está convencido de que por cada veinte personas que se inician en su oficio, tan sólo una sigue adelante.
CRISTINA ARIAS LÓPEZ
Este lucense adoptivo está convencido de que por cada veinte personas que se inician en su oficio, tan sólo una sigue adelante.

José Ramón Lleó lleva toda la vida trabajando como artesano. Sus manos ya moldearon cerámica y madera. Pero desde hace 22 años se especializó en el trabajo del cuero.

Este madrileño se asentó hace 20 años en la capital lucense y durante todo este tiempo ha ido descubriendo los secretos del arte del cuero.

Los primeros pasos los dio en Lugo, pero aprendió el oficio en un año y medio al lado de un maestro en Ibiza, donde vivió algún tiempo.

Ahora, él es el maestro. Tiene un taller en la calle de la Reina, en pleno centro de la ciudad, y cuando puede da cursos a los aprendices que se interesan por la técnica del curtido vegetal. Explica que la gente tiene ganas de aprender pero asegura que "de 20 al final sale uno que vale".

José Ramón trabaja solo y vende sus productos en diversas tiendas gallegas y en ferias especializadas de artesanía. Estos días tiene un puesto de venta en Artesanfroilán, en la praza da Soidade, donde estará -junto a otros artesanos- hasta el domingo. Es la segunda vez que acude.

Los precios de sus productos, todos hechos a mano, oscilan entre los 10 euros de un monedero a los 300 que puede costar una maleta o un escudo de heráldica. Afirma que lo más difícil son las resturaciones y que lo que más le gusta es investigar los repujados -labrar a martillo chapas metálicas y hacerlas resaltar en el cuero- y el cromatismo.

Calidad de vida

Sin embargo, dice, "no me puedo dedicar tanto como me gustaría porque hay que hacer lo que más vende" que, según él, son los complementos y los macutos o mochilas.

De su trabajo destaca "el componente de creatividad" y "el no tener jefe". Y subraya que: "Aunque cuesta muchos años dominar el oficio, con el tiempo te da calidad de vida".

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