Laila, bailarina pese a su discapacidad: "Me fui a Londres; en España hay muchas barreras"

De un campo de refugiados a las pistas de baile. Así ha progresado la vida de Laila Whait, fotógrafa y bailarina profesional. Ahora tiene 30 años pero con tan solo siete meses contrajo poliomielitis en el norte de Argelia, lugar donde nació."Contraje la polio en el 86, una enfermedad que afectó mucho en los años 60 o 70"

Su enfermedad afecta principalmente al sistema nervioso y le impide moverse sin la ayuda de unas muletas a las que considera ya como otra parte más de su cuerpo. "Empecé a andar con las muletas a los 7 años, antes solo gateaba", matiza y añade a 20minutos: "Sin las muletas no soy nadie, no podría manejarme, no conocí lo que era andar hasta que las probé" y ahora son un elemento esencial de su día a día.

Cuando llegó a España la separaron de su familia, algo que todavía marca su vida, motivo por el cual sintió la necesidad de expresar sus sentimientos y explorar su creatividad a través del baile. Paso a paso ha logrado cumplir sus sueños. Primero, a los 18 años descubrió la fotografía, herramienta que le ayudó a profundizar dentro de sí misma, tal y como explica en su web.

Además, "soñaba con ser bailarina. Creé mi mundo dentro de mi habitación hasta que un día conocí a una coreógrafa de Girona que me dio la oportunidad". A partir de ahí bailó "en compañías bastante conocidas" y al tiempo decidió irse fuera de España para avanzar como profesional. "Para mi el baile es la luz de todo. Sobre todo por esa libertad te hace sentir quién eres de verdad… eso solo el baile me lo podía dar", explica.

Para compaginar el arte de la fotografía y del baile eligió Londres. Se fue motivada porque allí "la diversidad en el mundo de la danza y el arte está más y mejor vista. En Inglaterra no hay ningún tabú o barrera, en España sí", afirma. Ahora que se ha desarrollado en los ámbitos que más le llenan, uno de sus principales objetivos es "que no se excluya a nadie, que todo el mundo tenga la posibilidad de bailar donde sea".

Actualmente colabora con la Jessie Brett Dance Company, lugar en el que comparte su pasión por la danza con todos sus compañeros. "He trabajado con chicos con síndrome de Down, en silla de ruedas o gente sin discapacidad", señala. Hip-hop, contemporáneo... sus espectáculos duran, como máximo entre 15 y 20 minutos (con descanso) porque los esfuerzos que realiza no son equiparables a los de cualquier bailarín.

"La gente ve lo que nunca han visto. No se habla del baile de inclusión en los medios de comunicación y por eso, cuando me ven se queda bastante sorprendidos", matiza Laila. Sobre sus muletas carga su peso para hacer saltos o movimientos en el aire. Son un objeto más con el que jugar.

Uno de los tipos, fabricadas con fibra de carbono y consideradas como "las muletas más ligeras del mundo" por la distribuidora, sus nuevas compañeras diarias le permiten hacer movimientos que antes no podía hacer. "Son más ligeras que las normales y pueden combinarse por colores", explican desde Indesmed, compañía que se las proporciona. Laila Whait hizo un espectáculo con ellas en la Orto Medical Care 2016, que tuvo lugar en Ifema los días 10 y 11 de noviembre.

El coste de estas —unos 200 euros cada una— tiene que cubrirlo Laila con sus ingresos. "Nunca he recibido ningún tipo de ayuda o subvención para comprarme las muletas", afirma a pesar de que su discapacidad le obliga a llevarlas diariamente. Dura realidad para una joven a la que le ha costado encontrar un sitio en el que poder bailar como profesional. "Yo no puedo apuntarme al conservatorio o a una escuela de danza tradicional", dice, algo que le ha supuesto un problema más a la hora de avanzar.