La llegada a la cadena francesa de información "iTélé" de un presentador imputado por pederastia ha provocado en la redacción un oleada de indignación que ha acorralado a su dirección con una huelga que cumple mañana un mes.

Los huelguistas ven en la irrupción de Jean-Marc Morandini la gota que colma el vaso de sus diferencias con la gestión del grupo Vivendi, propietario del canal, y no prevén rebajar la presión.

La protesta muestra, según el presidente del consejo de redacción de "iTélé" (SDJ), Antoine Genton, la determinación de los empleados y su defensa de la independencia editorial.

Un medio de comunicación "no es una empresa cualquiera. Cuando se da una información se tiene una responsabilidad, se informa a los franceses, a los ciudadanos, por lo que es necesario que esa información pueda elaborarse con rigor, honestidad e independencia", aseguró este lunes la cara más visible de este conflicto a la emisora pública "France Info".

La retirada de Morandini, la definición de un proyecto estratégico y editorial "claro y preciso", el nombramiento de un director de redacción diferente al director general de la cadena y la firma de una carta deontológica que garantice autonomía frente a los accionistas articulan sus reivindicaciones.

El Ejecutivo francés ha decidido finalmente mediar en la protesta, que desde mañana será ya la de mayor duración en casi medio siglo tras superar los 29 días que paralizaron la emisora estatal Radio France en 2015.

La ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, y la de Cultura, Audrey Azoulay, mantuvieron este lunes un encuentro con representantes de Vivendi y del grupo Canal+, al que pertenece "iTélé", para intentar desbloquear la crisis.

La dirección llegó a esa cita con alguna concesión que no ha satisfecho a los huelguistas. Entre ellas, el no obligar a ningún periodista a trabajar con Morandini, amigo y socio del presidente de Vivendi, Vincent Bolloré, o la promesa de nombrar un adjunto al actual director general, Serge Nedjar, antes del 30 de noviembre.

Para los trabajadores, cuyos sindicatos se volvieron a reunir este lunes con la dirección, la cadena comenzó a naufragar en el momento en que Bolloré se hizo con el control del consejo de vigilancia de Canal+ en septiembre de 2015, con decisiones que a su juicio sobrepasaban el ámbito meramente empresarial.

Fuentes del grupo Canal+ reconocen que en una cadena como "iTélé", que ha perdido "100 millones de euros en los últimos cinco años", la situación económica de la cadena ha pasado a ser el tema prioritario de la negociación, en la que se han propuesto "cierto número de soluciones de cara a un modelo más viable".

"A todo el mundo le interesa que haya avances significativos", dicen estas fuentes, después de que esta tarde la dirección reafirmara su defensa de "iTélé" como cadena de información continua.

La intención de sus gestores es dar al canal nuevas ventajas competitivas en el mismo seno del grupo Canal+, agregaron las fuentes.

Los trabajadores, en tanto, han recibido el respaldo de organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF), cuyo secretario general, Christophe Deloire, dejó claro la semana pasada que su lucha es extrapolable a otros medios y países.

"La batalla que estáis librando es la de toda la profesión periodística. En todo el mundo, oligarcas están comprando medios de comunicación. Y cuando no es un capricho personal, su objetivo es ponerlos al servicio de sus intereses empresariales", afirmó.

La actitud de la dirección de "iTélé", sostiene igualmente el sindicato CGT, es simbólica "de las derivas que afectan a los medios por su esclavitud de las potencias financieras: desprecio de la información, de su independencia, de los principios profesionales y violencia inédita contra los empleados".

A principios de noviembre, el Consejo Superior Audiovisual (CSA) lanzó dos advertencias a "iTélé" para que garantice que no habrá confusión entre "información y entretenimiento" y que el canal seguirá sirviendo al interés del telespectador.

Estas alertas, lamenta RSF, "no han tenido efecto ni seguimiento".