Prohibido para los oídos

Un músico negro de jazz con la estrella judía fue el icono de la ‘música degenerada’ a lo largo de esos años. La Hispalense reproduce ahora aquella exposición de 1938.
Cartel original de 1938.
Cartel original de 1938.
Cartel original de 1938.

El jazz es una infamia; la atonalidad, la demencia». Son palabras del músico Hans Pfitner en la Alemania de 1933; él fue uno de los llamados precursores espirituales del «bolcheviquismo cultural», concepto bajo el que el régimen nazi aglutinó a las artes difamadas y condenadas por comunicar una actitud crítica o simplemente por motivos raciales contra judíos y negros.

La exposición que presenta la Universidad de Sevilla, Música degenerada, reproduce la muestra homónima que en 1938 se incluyó en las Jornadas Musicales del Reich, organizadas por Goebbels para desprestigiar aquellas obras que ejemplificaban lo antialemán. Así se etiquetó a la opereta judía, a los compositores de obras de éxito comercial, a las composiciones atonales y, sobre todo, al jazz.

También eran «perniciosas» las obras dodecafónicas de Schönberg, La ópera de tres peniques de Bretch y Weill, las óperas de Schreker o los coros de obreros de Hans Eisler. Algunos músicos, como Ernst Toch, tuvieron que emigrar y otros estuvieron en guetos y campos de concentración, como fue el caso del pianista Viktor Ullman.

La exposición se completa con un ciclo de conferencias en la sala de grados de Filología, y con el concierto Músicas prohibidas, mañana en la Escuela de Ingenieros, donde la Sinfónica de Sevilla interpretará algunas de esas obras silenciadas.

* Facultad de Filología. C/Palos de la Frontera, s/n. De 10 a 20.30 h. Hasta el 30 de noviembre. Gratis.

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