Más de 10.000 personas disfrutaron este martes por la noche en Zaragoza del repertorio de grandes éxitos de Rod Stewart, en un concierto en el que la estrella británica del rock se mostró muy comunicativo con el público y dejó patente su auténtica pasión por el fútbol.

Durante dos horas, el público del Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza, totalmente entregado a esta leyenda viva, coreó, bailó y aplaudió el amplio repertorio de Stewart, compuesto por igual por baladas y animados temas rockeros.

Sin duda, los momentos más vibrantes llegaron casi al final del concierto, cuando Stewart, de 62 años, enlazó los archiconocidos Da Ya Think Im Sexy?; Maggie May y Baby Jane.

Con una puesta en escena sobria y elegante -con el único artificio de una gigantesca pantalla situada detrás del escenario- el cantante británico hizo gala de su fantástica voz, rodeado de un grupo de excelentes músicos.

El público agradeció en todo momento la cercanía y complicidad del artista, que se dirigió en varios momentos a los asistentes -la mayoría seguidores de su misma generación, aunque también bastantes treintañeros- para bromear o introducir algunas de las canciones que interpretó.

Toque de balón

Uno de los momentos más llamativos de la noche llegó cuando Stewart repartió desde el escenario, a base de puntapiés, un par de docenas de balones de fútbol, en un gesto con el que dejó patente su elegante toque de balón. No en vano, la primera vocación del cantante británico fue la del fútbol, deporte que le sirvió para obtener un contrato profesional cuando contaba con dieciséis años.

Éste no fue el único gesto hacia el denominado "deporte rey", puesto que varias proyecciones mostraron imágenes del propio artista en su época de futbolista, así como de los aficionados del Celtic de Glasgow. Además, una de las baladas, Dirty Old Town, sirvió de sentido homenaje al legendario futbolista escocés Jimmy Johnstone, fallecido el año pasado. Los asistentes al concierto salieron del Príncipe Felipe de Zaragoza con un buen sabor de boca, y conscientes del privilegio que supone haber disfrutado del único concierto de Stewart en España.