Cada vez son más los propietarios que se curan en salud contra los morosos cuando ponen un piso en alquiler. Los contratos de arrendamiento de viviendas blindados contra impagos se han duplicado en apenas un año y todo indica que seguirán creciendo.

En lo que va de año se han firmado en la Región de Madrid 37.800 contratos (el 21% del total de los alquileres) que se adhieren al convenio de arbitraje o garantía de alquiler, como se llama legalmente. Con esta garantía, propietarios e inquilinos evitan la vía judicial en caso de conflicto, dejando el problema en manos de un árbitro, una figura similar a la del juez, capaz de dictar sentencias, pero en menos tiempo (30 días, frente a los ocho meses de un tribunal).

Hace un año eran el 15%

En todo 2006, según datos de la Corte de Arbitraje, se firmaron en la comunidad 22.000 alquileres con esta garantía (el 15% del total), lo que significa que el uso de esta cláusula casi se ha duplicado. Pero los datos son más espectaculares si se comparan con 2004, cuando las garantías de alquiler no llegaban a 7.000, cinco veces menos que en 2007.

En Madrid, 1.718 inmobiliarias ya utilizan este tipo de contratos en sus alquileres, el doble que hace un año. Incluir la garantía contra morosos en el contrato de un alquiler cuesta 42 euros. Si surge algún problema, se pagan 300 euros más. Un juicio sale por 1.500 euros, según la Corte de Arbitraje.

Información

El teléfono 902 217 121 (coste seis céntimos por minuto) informa de dónde recoger los documentos que se adjuntarán al contrato de alquiler. Propietario e inquilino deben estar de acuerdo. En su plan para dinamizar el alquiler, la presidenta regional, Esperanza Aguirre, anunció que pretende aprobar una ley que someterá a todos los contratos de arrendamientos al arbitraje.

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Cuando sus anteriores inquilinos se marcharon del piso que tenía arrendado en Móstoles sin haber pagado los recibos de la luz y del agua, Paqui decidió adherirse a la garantía de alquiler contra morosos, tal y como le había recomendado su inmobiliaria. "No lo hice porque la pareja a la que alquilé el piso parecía majísima, pero luego no podía ni localizarles", explica la propietaria. Ahora lleva un mes con este tipo de contrato y reconoce sentirse "bastante más segura que antes".