Rosana: "Si después de escribir 50 canciones no me he desnudado entera es para matarme"

  • "Uno puede querer mucho al otro y el otro a ti, pero no querer volar en los mismos sitios", dice la artista que acaba de publicar 'En la memoria de la piel'.
  • "El amor está en el punto más revolucionario, prepárate".
  • "El optimismo lo tengo en vena, yo no me invento, soy así de desastre de verdad para lo bueno y lo malo".
La cantante Rosana durante una entrevista para 20minutos.
La cantante Rosana durante una entrevista para 20minutos.
JORGE PARÍS
La cantante Rosana durante una entrevista para 20minutos.

"Soy incapaz de elegir la canción de salida, de verdad, igual que elegir los temas" confiesa Rosana, que llega como una inyección de energía contagiosa y con muchas ganas de hablar de su nuevo disco En la memoria de la piel, y de la vida, el optimismo, su suerte y la felicidad de poder hacer lo que más le gusta.

Una vez más, y eso que el disco tiene mucho de renovado, las emociones y sentimientos que mueven el mundo son la base, la clave, la partida y la llegada.

Cuando canta en este álbum "Yo no quiero quererte con un nudo de alas", le sale tan de dentro que tiene que ser cierto, ¿a quién se lo está diciendo?

Es que uno puede querer mucho al otro y el otro a ti, pero no pertenecer a un mismo espacio. Y luego igual con el tiempo te vuelves a encontrar y todo está bien. A veces es una cuestión de dónde vuelas, y a veces uno quiere volar en la playa y otro en el campo.

Hay que estar muy lúcido para llegar a esa conclusión, ¿no?

Yo lo que creo es que hay que querer mucho...

¿Queremos poco?

Yo no creo que nos queramos poco sino que lo demostramos menos, pero no se ha acabado el amor. El amor está en el punto más revolucionario, prepárate.

Tal y como estamos, es lo único que no nos pueden quitar.

Desde luego, y no hay cosa más heavy que el amor, o muy pocas.

Pero a veces hay que dejar pasar a gente que se quiere mucho...

Hay gente que te toca la vida y no el alma y al revés, vidas con las que te tocas pero sólo un rato, un momento, que ya es tocarte mucho.

¿Cree que hay ocasiones en las que no se puede seguir una historia aunque sea la persona de su vida?

Siempre se puede. Mientras no sea autodestructivo o destructivo para el otro.

Con este disco, ¿miedo a la página en blanco?

No, yo no soy miedosa, a mí el miedo me da valentía. Pero cuando hago canciones escribo hasta que ya no tengo nada que decir. Y siempre lo digo, pero siempre vuelvo a escribir. Y siempre me sorprende, porque las canciones nunca me pasan por la cabeza, nunca las hago por oficio. No sé, y me da rabia no saber hacer una canción así. Sé sentarme, traducir los latidos.

Traducirse a sí misma...

Me traduzco entera. Si después de hacer 50 canciones y quedarme con 11 para el disco si no me he quedado en pelotas es para matarme.

¿Nadie llama luego diciendo: oye, y esta canción que me has dedicado?

Me pasó una vez con el 'Pa ti no estoy', y le dije: hay mucha gente a la que mandar a la mierda, oye, con perdón.

¿Cómo se mantiene esa energía incluso cuando uno canta "Tengo el corazón hecho un trapito"?

El optimismo lo tengo en vena, lo traigo en el ADN, no es pose, yo no me invento, soy así de desastre de verdad para lo bueno y lo malo.

¿Se ha caído poco?

Claro que me he caído, como todos, pero no me gusta regalarle mucho tiempo al derrotismo, aunque igual cuando caigo caigo más que otro. Un amigo me dice que si un día me diera un infarto yo pensaría que es una corazonada.

¿Qué es lo que más le quita el optimismo?

Lo que más me puede devastar es la decepción, y normalmente las que tienen que ver con la mentira. Si tuviera que elegir algo que quitar del mundo sería la mentira.

Pues se iba a liar una buena...

La mentira destruye.

¿Le han mentido mucho?

A veces, no muchas, pero sí, y es que me lleva a la decepción, ni siquiera me da rabia. Y cuando te provoca decepción es más triste que la tristeza, es como si no tuviera salida.

A los 5 años le regalaron su primera guitarra, ¿cómo se recuerda?

Me la regaló mi padre, porque con 3 años andaba en un pianito de juguete y de repente, cuenta mi padre, toqué El Danubio Azul. Y con 8 años hice la primera canción.

¿Cómo la tocaba siendo tan pequeña?

Me ponía encima de la guitarra rascando las cuerdas. Me sigue encantando hacerlo.

Un disco renovado...

Cada disco mío suena distinto porque doy dónde estoy en ese momento y la memoria de la piel soy yo en 2016.

Y se recuerda usted en el álbum que hay que olvidar...

Sí, es como una lista: no olvidar esto y aquello, sobre todo: no olvidarme de olvidar. Por eso hice una canción para que no se me olvide.

¿Qué se mantiene en su piel?

Lo que más conservo en la piel es a la chiquitita, de dónde vengo, mi suerte, mi familia y hacer lo que más me gusta.

El azar importa, pero también hay mucho trabajo...

Pero cuando haces lo que más te gusta es difícil que sea trabajo. Tendría que formar parte de la enseñanza, debería poder medirse hasta qué punto hace uno lo que ama hacer.

Pues saldrían pocos...

Habría que fomentarlo, ganaríamos en profesionales y felicidad.

¿Por qué no se veía usted cantando?

Es que no lo veía, yo nunca soñé eso, cantar ha sido un sueño que he ido viviendo en directo.

Y luego salir y ver a todos cantando sus canciones, ¿cómo es?

El espectáculo más bonito se ve desde arriba.

¿Los mira?

A todos y a los ojos. Quiero ver a la gente. Necesito verlos. Por eso bajo y hago canciones con ellos.

¿Cómo empezó a cantar?

Porque los amigos y la familia me dijeron ¿por qué no haces tú un disco? Y yo decía no me veo, qué vergüenza. De hecho hay una parte de mucha timidez en mí, aunque no lo parezca. Es muy importante no olvidarme quién soy y de dónde vengo.

¿De dónde viene?

Soy una persona enamorada de la música con una madre ama de casa un padre pescador y siete hermanos que hacían ruido y ellos hicieron que solo haya una cosa que me guste más que la música: la gente.

Aquel primer éxito brutal que tuvo, ¿no le desestabilizó?

No, pero tuve que hacer un sobresfuerzo. No es fácil de repente que en dos horas en España pases de que te conozcan en tu casa a que te conozcan en el país. Que a los 15 días salga el disco en Alemania, Italia... y rompa récord. Salió en más de 30 países y pasé de cantar para mi gente a que mi música sonara en todo el mundo.

¿Cuánta presión le generó?

Que no se llevara nada que me importara era lo que más me importaba. Hasta el punto de decir que no porque no, porque era una forma de protegerme, que esto no me cambie, yo no quiero otra vida, me encanta estar descalza y me encanta ir a la calle. Necesitaba seguir saliendo. Llevaba tres meses Lunas rotas, y era una pasada de ventas y me fui a un centro comercial, al más grande de Madrid a buscar las cosas de Navidad. Si no, no podré salir nunca más.

Está claro con su música que los sentimientos universales son su pilar fundamental...

Sí, a mí lo que me importan son las emociones. Para mí mandan, manda lo que uno siente.

¿Lo más bonito que le han dicho?

Te quiero, y creo que va a ser siempre te quiero.

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