Rajoy despliega un tono más conciliador en un discurso de investidura similar al de agosto

Mariano Rajoy, durante su discurso de investidura.
Mariano Rajoy, durante su discurso de investidura.
Ballesteros / EFE
Mariano Rajoy, durante su discurso de investidura.

Han pasado apenas dos meses y en lo esencial, el discurso de investidura pronunciado este miércoles por el candidato del PP, Mariano Rajoy, presentó pocas diferencias con respecto al que pronunció en agosto. Una de las más destacadas fue el tono, más conciliador, principalmente de cara al PSOE, cuya abstención permitirá que esta vez sí sea elegido presidente. También duró menos, la mitad, al pasar de hora y media a casi 50 minutos.

Rajoy sabía en su primer debate que no lograría ser investido. La postura del "no es no" de los socialistas, con Pedro Sánchez a la cabeza, era implacable. Por ello, aquella vez fue muy crítico con el principal partido de la oposición. "Mi propuesta es la única posibilidad real de que España pueda disfrutar de un Gobierno moderado, que no sea una aventura de radicalismo, ineficacia e incertidumbre", señaló. "Un Gobierno que pueda trabajar desde el primer momento, sin tener, como otros, que perder un año más en ponerse al día y en resolver sus contradicciones internas, antes de comenzar a ejercer", agregó.

Ahora, el jefe del Ejecutivo se ve ganador pero sabe que la legislatura que se le presenta será complicada. Su futuro Ejecutivo estará en minoría y no le bastará con el apoyo de los diputados de Ciudadanos para que sus propuestas salgan adelante en la Cámara. "En los dos meses transcurridos desde la última sesión de investidura se han producido cambios muy relevantes, que mejoran la situación política y abren la posibilidad de que este debate finalice de manera diferente al anterior", afirmó, refiriéndose sin mencionarlo expresamente a la destitución de Sánchez como secretario general del PSOE y la decisión del Comité Federal de la formación de abstenerse. "Estamos en unas circunstancias nuevas que alientan la esperanza de que España pueda disponer en breve plazo de un Gobierno en plenitud de sus funciones", añadió.

También en lo que a la corrupción se refiere se notó un ligero cambio. Si en agosto no hizo la más mínima autocrítica y se limitó a decir que "la corrupción se persigue hoy más que nunca y los castigos son los más elevados que se han conocido", esta vez reconoció "desde la humildad" los casos protagonizados por "personas" de su partido.

Por lo demás, el presidente calcó el inicio de su discurso de agosto: arrancó diciendo que España necesita un Gobierno con urgencia, reivindicó el éxito de sus medidas económicas, pidió acabar con la "inestabilidad", y dijo que España "es fiable" gracias a sus reformas. Asimismo insistió en que su alternativa es "la única viable", porque corresponde a la del partido más votado por los españoles.

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