El cielo es el límite en el corazón del Valle del Duero

  • La Hacienda Zorita, una residencia dominica reconvertida en hotel, encierra en sus muros siete siglos de historias.
  • Hasta allí viajó Cristóbal Colon en busca de financiación para su viaje a las Indias.
  • La cocina del restaurante recrea, en una versión más ligera, los tradicionales platos que cocinaban los frailes dominicos.
Las aguas del río Tormes, afluente del Duero, discurren por debajo del hotel Hacienda Zorita.
Las aguas del río Tormes, afluente del Duero, discurren por debajo del hotel Hacienda Zorita.
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Las aguas del río Tormes, afluente del Duero, discurren por debajo del hotel Hacienda Zorita.

Hay lugares que en otoño nos regalan paisajes únicos cuando se tiñen de pigmentos rojos, naranjas y ocres. Escenarios bucólicos que se tornan mágicos con sus brumas y bailes de colores tenues… y cuando despiertas en ellos la sensación es la de no saber si sigues soñando.

En el corazón del Valle del Duero, abrazada por un mosaico de encinares, viñedos y olivos, descansa la Hacienda Zorita, un hotel que antaño albergó una residencia dominica hasta la que llegó Cristóbal Colón en busca de financiación para su anhelado viaje a las Indias. Sus fuertes muros de piedra encierran siete siglos de historias, hallazgos y mundos nuevos.

spa

Hoy, Hacienda Zorita. Wine Hotel & Spa, perteneciente a Small Luxury Hotels of the World, cuenta con una superficie de tres hectáreas que albergan 17 villas con jardín privado, 3 suites con vistas al río y 20 habitaciones dobles donde las obras de arte comparten espacio con pinturas contemporáneas.

Las aguas del Tormes, afluente del Duero, discurren por debajo del edificio principal que conecta con la bodega de Marqués de la Concordia donde duermen y envejecen 1.366 barricas de roble americano y francés en las que se realiza la crianza de sus vinos Tempranillo y Magister. La cifra es un claro homenaje a la fecha de apertura en que tuvo lugar el monasterio dominico. La visita de dos horas a la bodega es un viaje sensorial que permite paladear los matices de vinos blancos, tintos y también un ron de producción limitada.

A escasos metros, se erige un molino de harina del siglo XIX que es el encargado de albergar el spa del hotel. Un enorme jacuzzi interior en forma de barrica de vino da la bienvenida a los huéspedes, que pueden optar por un segundo jacuzzi exterior al ras del río Tormes.

Entre los tratamientos de belleza y relajación que ofrecen destacan el de vino y aceite de oliva. El primero aprovecha las propiedades antioxidantes y rejuvenecedoras de la vid, mientras que el segundo se caracteriza por los beneficios hidratantes y nutritivos que deja el ‘oro’ del Mediterráneo en la piel.

Del huerto a la mesa...

"Aunar la cocina de mercado, moderna e inspiradora, con los sabores puros de carnes de reses salmantinas, pescados frescos del Tormes, frutas y verduras de huertos locales, que recuperen emociones y generen nuevas sensaciones", esta es la filosofía de la cocina de Zorita’s Kitchen, el restaurante del hotel.

Una experiencia culinaria que combina la gastronomía contemporánea con alimentos naturales del Valle del Duero inspirados en los principios del slow food.

Sopas, ensaladas, tostas, torta rústica, pasta... El chef Rubén García recrea, en una versión más ligera y saludable, aquellos sencillos y tradicionales platos de la cocina natural del Valle del Duero que cocinaban diariamente en este lugar los frailes dominicos.

bodega

Aparte del mundo de la gastronomía y de los vinos, el hotel dispone de otras actividades como visitar la Granja Orgánica (con huerto slow de variedades autóctonas en peligro de extinción, ganado, campos de maíz, etc), paseos en bici por los viñedos, crucero por el Duero, paseos a caballo…

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