"Y ahora, nos amenazan de muerte": la carta del hermano de la argentina Lucía Pérez

La familia de Lucía Pérez, la joven violada hasta morir en Mar del Plata, Argentina.
La familia de Lucía Pérez, la joven violada hasta morir en Mar del Plata, Argentina.
EFE
La familia de Lucía Pérez, la joven violada hasta morir en Mar del Plata, Argentina.

Hace casi 10 días que la familia de Lucía Pérez conoció el horror tras saberse que la joven argentina de 16 años había sido violada hasta morir, en circunstancias que la fiscal del caso calificó de "aberrantes" e "inhumanas". Hoy, por si fuera poco, los familiares de la chica sufren amenazas de muerte.

El brutal asesinato de la joven, que se produjo el sábado 8 de octubre, tuvo como respuesta manifestaciones de miles de personas en contra de los feminicidios al grito de #NiUnaMenos.

Horas antes de la que se convocó a una semana de su muerte, su padre, Guillermo Pérez, sufrió una amenaza de muerte frente a su casa de parte de dos jóvenes armados que, desde una moto, lo llamaron "negro de mierda", (un insulto no solo racista sino que suele tener connotación de clase). También recibieron llamadas con mensajes intimidatorios.

"Este mediodía yo estaba en la puerta de mi casa charlando con dos chicas de los Derechos Humanos en la vereda de mi casa y pasaron dos individuos en una moto roja y me gritaron 'negro de mierda te vamos a cagar a tiros' mostrando un arma", contó Pérez a los medios argentinos.

"Vamos a tener custodia policial según nos han comunicado desde la policía para mayor seguridad", contó tras la concentración en Mar del Plata en la que más de 3 mil personas acompañaron a la familia.

Pero no solo él, también su hijo denuncia, en una carta publicada este lunes y recogida por los principales medios del país, amenazas a la familia: "Mientras intentamos procesar que la mataron y cómo la mataron, estamos obligados a procesar las amenazas de muerte que caen sobre todos nosotros", escribió Matías Pérez en la web La Garganta Poderosa, revista cultural villera (de las villas, el equivalente a los poblados de España o las favelas de Brasil).

A continuación, su carta íntegra:

“Y ahora, nos amenazan de muerte”

17 octubre, 2016

* Por Matías Pérez

Hermano de Lucía, violada y asesinada en Mar del Plata.

La verdad, me hubiera gustado poder ilustrar esta carta con alguna foto mía, riendo junto a mi hermana. O con una foto suya, abrazada por mis viejos. Pero no, no podemos, ni siquiera eso podemos, porque mientras intentamos procesar que la mataron y cómo la mataron, estamos obligados a procesar las amenazas de muerte que caen sobre todos nosotros.

¿Cómo era Lucía? Como el arte, como el rock, como el amor a los animales. Ahí, en cada estrofa de Viejas Locas, en cada pogo ricotero y en cada abrazo a una mascota abandonada, la van a poder encontrar siempre, sonriendo, mimando a su perro y tirando buena onda para todos lados, por las dudas.

Vivía tranquila, sin salir mucho de casa, hasta ese maldito sábado, 8 de octubre. Pasaron a buscarla cerca de las 10, cuando papá ya se había ido a su laburo. Y a las 15, cuando mi mamá llegó de trabajar, encontró el Facebook abierto en su computadora, junto al equipo de mate, porque sí, Lucía creía que iba a volver inmediatamente a su casa… Se la llevaron engañada.

A las 18, una amiga me avisó que debíamos ir a la comisaría, porque mi hermana había sufrido un accidente. Nunca podría haber imaginado lo que me esperaba. Al llegar, con mi mamá, la oficial que nos atendió no sabía qué decirnos, de modo que permanecimos diez eternos minutos en la oficina del comisario, hasta que nos dieron la noticia. Y se nos cayó el mundo. Pedí reconocer el cuerpo, pero se negaron. Me rehusé a irme e insistí incansablemente, hasta que pude verlo: estaba en una camilla, con los ojitos entreabiertos, como acostumbraba a dormir.

Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel, los tres sospechosos, hoy están detenidos. Pero no nos alcanza: queremos justicia en serio, que se investiguen todas las causas en las que están involucrados y que cada persona con información pueda ir a la Fiscalía para aportarla. Necesitamos apoyo, sin importar de quién, porque este caso nos compete a todos y no pertenece a ningún sector partidario: se trata de una chica, mi hermana, que murió de una forma horrenda.

Y debemos ser conscientes, sí, porque esta vez le tocó a Lucía sufrir esa bestial violencia de género, pero la próxima te puede pasar a vos, o a la persona que más amás en el mundo. Hay que tomar fuerzas y salir a las calles, para gritar todos juntos, ahora más que nunca: “Ni una menos”.

Sólo así, evitaremos que maten a miles de Lucías más.

Y sólo así podremos cerrar sus ojos, para verla descansar en paz.

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