Turno de banquillo este martes para Antonio Ortiz, el pederasta de Ciudad Lineal

  • Arranca el juicio contra el depredador sexual más peligroso de la capital.
  • Violó presuntamente a cuatro niñas pequeñas, de entre 5 y 9 años.
Imagen de la ficha policial del pederasta de Ciudad Lineal.
Imagen de la ficha policial del pederasta de Ciudad Lineal.
EP
Imagen de la ficha policial del pederasta de Ciudad Lineal.

El 24 de septiembre de 2014 acababa la pesadilla para los vecinos de la zona norte de Madrid capital, especialmente para los padres de niños pequeños del distrito de Ciudad Lineal. Ese día, la Policía Nacional detenía en Santander –donde se escondía en casa de unos tíos– a Antonio Ortiz (44 años), apodado por los agentes como el "Enemigo público número uno".

Desde el momento de su detención, Ortiz se ha negado a declarar y proclama su inocencia –previsiblemente hoy hará lo mismo en el arranque del juicio en la Audiencia Provincial de Madrid–, pero los indicios lo señalan como el pederasta en serie que desde septiembre de 2013 agredió sexualmente a cuatro niñas pequeñas, de entre 5 y 9 años, a las que además administró orfidal, un potente sedante que puso en grave riesgo sus vidas. Por ello, piden para él penas de cárcel que oscilan entre los 26 y los 126 años de prisión.

El depredador

Psicópata y manipulador. El informe psiquiátrico encargado en la fase de instrucción concluyó que Ortiz no tiene ningún trastorno psiquiátrico que le impida discernir entre el bien y el mal. El forense dictaminó que sufre un trastorno de personalidad con rasgos disociales y narcisistas, con baja empatía, tendencia a la manipulación e incapacidad de sentirse culpable.

Reincidente

Ya actuó en los noventa. Ortiz pasó siete años en la cárcel por varios delitos, entre ellos robos con violencia y allanamiento de morada. También cumplió condena por el rapto y agresión a una niña de seis años, pero jamás fue incluido en el registro de delincuentes sexuales. Salió de prisión por buena conducta tras cumplir tres cuartas partes de la pena.

Las víctimas

Niñas muy pequeñas. Se le imputan cuatro violaciones a niñas menores de diez años. Las prefería exóticas y menudas, por eso entre sus víctimas hay una niña china y otra dominicana. El secuestro de esta última fue clave para pillarle. Por su delgadez, Ortiz pensó que era más pequeña, pero la niña fue capaz de reconstruir muchas pistas que ayudaron a la Policía en su identificación.

Sedantes

Abandonadas en la calle. "El hombre malo" –como le identificó la niña china en la rueda de reconocimiento– atraía a las menores con mentiras, ofreciéndoles golosinas y asegurando ser amigo de sus madres. Una vez estaban en su poder, les suministraba potentes ansiolíticos, entre ellos orfidal, que anulaban la voluntad y capacidad cognitiva de las menores. Tras abusar de ellas, las abandonaba en descampados o a la entrada del metro. El pederasta confiaba en que las pequeñas no recordaran nada. Casi logró su objetivo. De hecho, dos de ellas estuvieron a punto de morir porque las dosis administradas fueron demasiado fuertes para su tamaño y peso. Pero dos de las víctimas, la segunda y la cuarta, pudieron recordar y conducir a los agentes hasta el pederasta.

La guarida

En Hortaleza. La madre de Antonio Ortiz tiene una casa en el distrito limítrofe a Ciudad Lineal, Hortaleza. Dos de las violaciones se cometieron en esta casa, donde el agresor obligó a las niñas a ducharse para intentar borrar todos los restos biológicos. A pesar de su estado de confusión y miedo, una de las niñas agredidas aquí dibujó un croquis del lugar y dio detalles a los agentes sobre el vecindario. Eso permitió dar con la que se bautizó como "la casa de los horrores".

Las pruebas

El adn y las huellas. El pederasta de Ciudad Lineal mantiene a día de hoy que es inocente. Pero en la casa de Hortaleza la Policía recogió muestras de sangre y vómito que pertenecen al menos a una de las niñas agredidas allí. También estaban las huellas de otra de las menores. Indicios claros que podrían demostrar la culpabilidad del acusado.

Los daños

Secuelas psíquicas y físicas. Todas las menores agredidas presentan en la actualidad un cuadro de secuelas psicológicas y físicas de diversa consideración. De todas ellas, la menor china es la víctima que sufrió la agresión más salvaje, por la que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente.

Con dos hijos y una exmujer

"No me mires, que soy padre y no respondo" es la amenaza que recibió Ortiz de un preso cuando coincidieron en el ascensor. Relatan los testigos que el pederasta le contenstó: "Yo también soy padre". Ortiz tiene dos hijos y una exmujer, Rosa, que hace años se desvinculó de él. Ahora solo lamenta no haber relacionado a su ex con las agresiones para haberlo denunciado.

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