Expertos de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) han concluido en un estudio que los monitores de pilates en España carecen en la mayoría de los casos de la formación necesaria, lo que reduce los beneficios de la disciplina en los alumnos, además de arriesgarles a sufrir lesiones.
El investigador principal del estudio, el profesor de Anatomía Humana, Juan Bosco, considera que el resultado de las citadas deficiencias en la impartición del método deportivo es un pilates hueco, incapaz de cumplir su misión en el cuidado del cuerpo, según ha señalado la UAH en una nota de prensa.
"Hoy día cualquiera se cree que puede impartir clases de pilates con una mínima formación, pero se equivocan, y eso está provocando problemas que pueden generar desconfianza entre la población ante una actividad que, desde luego, no es la panacea, pero sí un método postural que puede convertirse en la mejor terapia del movimiento", sostiene.
El segundo error en la enseñanza de la disciplina, según Bosco (uno de los responsables de su introducción en España), es su práctica en grupos numerosos.
"Ambas cosas son contradictorias con el método pilates, en el que es fundamental una formación completa del profesor y una dedicación máxima por su parte a cada asistente a las clases, porque si hay una palabra clave en pilates, esa es la precisión. Si los ejercicios no se ejecutan con precisión no hay beneficios", comenta.
Como solución al problema, un grupo de investigación de la Medicina y Ciencias del Movimiento de la UAH al frente del cuál está Bosco ha diseñado un mapa anatómico para enseñar a formadores y monitores a practicar pilates correctamente.
Dicho mapa, obtenido con la aplicación de un técnica denominada electromiografía, determina qué ejercicios de pilates en el suelo son los más indicados para rehabilitar o tratar una determinada zona del cuerpo, modelar la figura o mejorar posturas o gestos deportivos.
En los próximos meses, el mapa se ampliará incorporando los ejercicios de pilates en máquinas.
El objetivo es que el monitor logre que el aprendiz consiga activar los músculos necesarios con el mínimo esfuerzo posible.
"De este modo, el ejercicio se hace de forma correcta y es mucho más efectivo porque cuando se hace mal se activa cualquier músculo y la gente se cansa y se hace daño", señala Bosco.
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