Una testigo ratifica que vio a Cuenca salir de la casa rural en compañía de otro hombre desconocido

  • MURCIA, 7 (EUROPA PRESS)
Imagen de los acusados por el crimen de los holandeses, en el banquillo
Imagen de los acusados por el crimen de los holandeses, en el banquillo
EUROPA PRESS
Imagen de los acusados por el crimen de los holandeses, en el banquillo

La propietaria de la casa rural en la que Ludewijk Severin e Ingrid Visser fueron presuntamente asesinados el 13 de mayo de 2013, ha ratificado que vio al supuesto cerebro del crimen, Juan Cuenca, abandonar el inmueble el miércoles, 15 de mayo, en compañía de otro hombre de pelo moreno que, hasta ahora, no ha sido identificado.

Tal y como ha reconocido la testigo en la sexta vista oral del juicio, Cuenca conducía un coche y el asiento del acompañante estaba ocupado por este otro individuo que llevaba "una agenda" entre las piernas y que miró a la propietaria de la casa rural pero no le dijo nada.

Sin embargo, la testigo no ha podido precisar el aspecto de este individuo, aunque ha ratificado que era un individuo de unos 40 años y pelo moreno más abundante que el de Cuenca, tal y como ya reconoció durante sus primeros testimonios en comisaría.

En esas primeras declaraciones a la Policía Nacional, la testigo no supo precisar con exactitud el día en el que tuvo lugar este encuentro, y consideró que pudo ser el martes, 14 de mayo, o el miércoles, 15 de mayo. En cambio, hoy ha aclarado que el encuentro fue el miércoles "sobre las 11.00 o las 11.30 horas".

"Yo me acerqué al coche y le pregunté si necesitaban las sábanas", ha señalado la testigo, quien pudo ver al copiloto "de cerca".

Días después, cuando los inquilinos abandonaron la casa y ella fue con una empleada a limpiar la casa, la testigo encontró la casa "limpia", algo que le llamó la atención, aunque el suelo de la planta inferior estaba "pegajoso". Además, le pareció curioso que las sábanas estaban "perfectamente planchadas", como si "no hubiera dormido nadie".

Además, la propietaria de la casa rural ha recordado que en una estantería de piso inferior había un jarrón rojo, presunta arma homicida empleada por Valentin Ion para agredir a la pareja, tal y como reconoció el propio acusado. En cambio, la testigo no recuerda el cenicero que también habría usado el rumano en el ataque.

Tras irse los inquilinos de la casa, también echó en falta un hule o mantel de plástico que, según el testimonio de Ion, los acusados habrían usado para transportar los restos mortales de la pareja.

"SEVERIN ERA MUY INGENUO"

También ha comparecido este viernes una de las empleadas de la clínica de fertilidad en la que Visser estaba recibiendo tratamiento para quedarse embarazada y que ha recordado que la pareja holandesa tenía una cita el 14 de mayo para hacerse una ecografía de confirmación, para confirmar que el bebé tenía latido, pero no acudieron, algo que le pareció "muy raro".

Asimismo, ha comparecido este viernes uno de los amigos de Severin, al que conocía desde hace 40 años, cuando coincidieron en la universidad. "Sabía que Ludewijk estaba metido en el proyecto de la mina o la cantera con Cuenca, pero no sabía si se trataba de una compra o de una venta", ha ratificado.

En concreto, este testigo ha explicado que él sabía que su amigo Severin había quedado con Cuenca el 13 de mayo y que, junto con Visser, tenían una cita en la clínica de fertilidad. Al no tener noticias de ellos el martes, 14 de mayo, pensaron que el análisis del embarazo habría salido "negativo", pero el miércoles ya empezaron a sospechar que "algo iba mal".

Finalmente, este testigo ha reconocido que su amigo Ludewijk era muy "ingenuo" en el sentido de que "sacaba lo bueno de la gente y se confiaba demasiado".

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