Si bien muchas optan al galardón -46 repartidas en 26 establecimientos- no todas alcanzan el mismo grado de excelencia. Por esta razón y con la intención de orientar al lector, vamos a referir en sucesivas entregas las que en nuestra modesta opinión no deben dejar de probar.

Frisone

La primera parada nos acerca al restaurante Frisone, sito en la calle Ángel 31. Este local, que celebra este mes su segundo aniversario, destaca por su amplitud y vanguardia. Se trata de un local de aspecto minimalista, cuidada iluminación y líneas rectas donde predominan los blancos y grises en contraposición al verde de su vegetación.

Concursan con dos tapas, la primera de ellas una excelente coquita hojaldrada de mermelada de tomate, mozzarela de búfala y anchoas del Cantábrico. Magnífico contraste entre dulce y salado que se sustenta en la portentosa calidad del pescado elegido.

Su otra miniatura gastronómica es una

Bodegas Galiana

La Bodega Galiana ocupa una esquina de la plaza del Congreso Eucarístico, razón por la cual desde su amplia terraza se puede contemplar tanto la basílica de Santa María como el palacio de Altamira. Además posee una más que decente barra interior donde tapear al refugio de las inclemencias climatológicas.

Opta al galardón con dos pinchos, si bien uno de ellos no pudimos degustarlo por fin de existencias. En este caso se trataba del pimiento de piquillo relleno de manita de cerdo con virutas de jamón y salsa de verdura.

El que sí paladeamos fue el huevo frito de codorniz sobre cama de patatas paja y salteado de gula y perrechico. Ingredientes todos ellos tradicionales pero muy bien integrados y suaves en su paso por el paladar. A destacar las patatas paja, crujientes a la vez que tiernas en su corazón, la perrechico -seta gallega por excelencia- y el puntito picante que aporta el salteado de ajo.

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