Greenpeace pide a la Junta paralizar fumigaciones aéreas por su peligrosidad para abejas y otros polinizadores

  • La organización ecologista Greenpeace ha reclamado a la Consejería de Agricultura de la Junta que paralice "de inmediato" la fumigación aérea como la que se realiza contra la mosca del olivo en la Sierra Norte de Cádiz, por su peligrosidad para las abejas y otros polinizadores, y que se busquen alternativas más sostenibles como las utilizadas en la agricultura ecológica.

En una nota de prensa, Greenpeace ha rechazado el uso de los insecticidas no selectivos, peligrosos potencialmente también para la salud de las personas, y ha denunciado que la fumigación se está haciendo de forma aérea, "una técnica prohibida en la UE y que se supone que solo puede realizarse en casos excepcionales, ya que al no ser selectivo y dispersarse mucho es mucho más perjudicial".

Por esos motivos, Greenpeace se ha sumado a la petición de la Asociación Española de Apicultores y la Asociación de Apicultura de Andalucía para que paren las fumigaciones y ha recordado que según el aviso enviado a los apicultores, donde se explica que el producto a utilizar es "muy peligroso para las abejas", las fumigaciones aéreas van a empezar por Algodonales, Zahara de la Sierra y Olvera, continuando por el resto de municipios de la sierra de Cádiz y Pruna "si procede".

Greenpeace recuerda que desde enero de 2014 todos los operadores europeos están obligados a utilizar la Gestión Integrada de Plagas, donde se expresa claramente que solo en última instancia se pueden utilizar productos químicos de síntesis. "El objetivo de la Directiva de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios, transpuesta a la legislación española a través del Real Decreto 1311/2012 es claramente el de reducir el uso de plaguicidas debido a sus impactos para el medio ambiente y para la salud de las personas", han recordado.

Los ecologistas han incidido en que las fumigaciones aéreas solo se pueden permitir en casos "muy excepcionales" ya que "suponen un exterminio garantizado", no solo de las potenciales plagas sino también de abejas, otros polinizadores y resto de fauna beneficiosa. Por otra parte supone una mayor exposición para las personas.

"Llegar a una situación extrema como esta indica claramente que las prácticas de agricultura convencional no son eficaces y provocan un desequilibrio ecológico de tal orden que es necesario recurrir a técnicas prohibidas y productos muy tóxicos", ha señalado el responsable de Agricultura de Greenpeace España, Luis Ferreirim, que ve "inadmisible" que en este momento en el que aumentan las alertas de organismos internacionales sobre la pérdida de biodiversidad y el grave declive de las poblaciones de abejas y otros polinizadores, se sigan permitiendo fumigaciones indiscriminadas y prohibidas, como las aéreas.

Para Ferreirim, las fumigaciones suponen "un importante daño ambiental" para los apicultores que no hayan podido mover sus colmenas a sitios más seguros y también para los polinizadores silvestres, "ya que nadie los puede mover y son tan o más importantes que las abejas melíferas".

Además, ha advertido de que la agricultura ecológica puede verse afectada porque "fumigaciones de este tipo destrozan el reservorio de fauna útil, principal aliado de los agricultores ecológicos, y porque incluso sus producciones pueden resultar contaminadas con productos no autorizados en este modelo de agricultura".

En la misma línea, ha concluido señalando que la polinización es un servicio "ecológico vital" para los ecosistemas y la seguridad alimentaria y ha recordado que el valor económico de la polinización por insectos para Andalucía es de 878 millones de euros anuales y que el 71 por ciento de los cultivos para consumo directo humano depende de la polinización por insectos.

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