La coloración en la piel y boqueras en polluelos está asociada a su nivel de hambre, según la EEZA

  • Un estudio de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA), dependiente del CSIC, revela que la coloración de las boqueras y de la piel en los polluelos está relacionada con su nivel de hambre

mientras la coloración de la boca indica a los padres cómo de saludable está el pollo.

Así lo indican los resultados del estudio realizado por los investigadores David Martín-Gálvez y Juan José Soler Cruz, quienes han apuntado que esta revelación ayudará a entender el funcionamiento y la evolución de las coloraciones que los pollos de las aves muestran a sus padres al pedir comida al tiempo que pone de manifiesto que los padres pueden utilizar esa información para decidir a qué pollo alimentar en cada momento.

Según ha trasladado el CSIC en una nota, el tamaño relativo del polluelo en relación con el de sus hermanos y la coloración de determinadas partes del cuerpo como la piel, el cielo de la boca y las bandas carnosas que bordean sus picos -las boqueras-, pueden ser determinantes en la alimentación que les aportan sus padres.

En el estudio realizado en urracas empleó ciproheptadina, un fármaco estimulador del apetito frecuentemente utilizado en niños y en algunos animales, con el fin de manipular la sensación de hambre en pollos durante una parte de su crecimiento. El compuesto se administró en cada nido a la mitad de los polluelos y a la otra mitad se le dio una cantidad equivalente de agua para ser utilizada como control.

Así, la coloración de las tres partes del cuerpo se midió con un espectrofotómetro antes y después del tratamiento. Los resultados determinaron que las boqueras de los pollos tratados con ciproheptadina tenían una coloración más conspicua que los pollos tratados con agua, principalmente porque reflejaban más coloración en la zona del ultravioleta y menos en la zona del amarillo. Además, las bocas de los pollos tratados con ciproheptadina tenían más amarillo y menos ultravioleta que las bocas de los pollos tratados con agua.

Los investigadores apuntan a que hay dos posibles explicaciones para estos resultados: una de ellas es que los cambios en la coloración de estas partes sean consecuencia directa del aumento del nivel de hambre de los pollos tratados con ciproheptadina; mientras que la otra es que sea consecuencia de una mejor condición física de los pollos tratados con ciproheptadina al final del tratamiento.

El estudio trató de diferenciar entre estas dos posibilidades explorando la relación existente entre la coloración y el peso de los pollos tratados y no tratados con el fármaco. "Si el efecto producido por el fármaco era el responsable directo de las diferencias encontradas en coloración deberíamos encontrar que la relación entre peso y color fuese distinta para pollos experimentales y controles", han anotado. Los resultados variaron dependiendo del rasgo que se analizaba indicando que cada carácter proporciona diferente información.

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