Rajoy - Barberá: historia de un tándem que la corrupción terminó haciendo insostenible

  • Aunque la relación entre ambos se remonta a muy atrás, la sintonía política de Rajoy y de Barberá cobra fuerza desde febrero de 2009, en pleno vendaval por el 'Gürtel'.
  • Ese año, la investigación sobre el Gürte estrechaba el cerco sobre Camps y la dirección del PP en la Comunidad Valenciana.
  • En todo momento, la exalcaldesa de Valencia mostró su respaldo a Rajoy y viceversa, hasta las municipales de 2015, cuando llega el ocaso de Barberá.
  • Es entonces cuando pierde la mayoría absoluta en el Ayuntamiento y comienzan a sucederse informaciones sobre su supuesta relación con casos de blanqueo en el consistorio.
  • Hoy, Barberá ya no milita en el PP aunque mantiene su escaño y aforamiento en el Senado y está a punto de que el Supremo la llame por dicho caso de blanqueo.
  • Rajoy se ha desentendido este viernes de Barberá: "Ya no tengo ninguna autoridad sobre ella".
Rita Barberá y Mariano Rajoy en 2016.
Rita Barberá y Mariano Rajoy en 2016.
GTRES
Rita Barberá y Mariano Rajoy en 2016.

La de Mariano Rajoy y Rita Barberá es la historia de una sintonía personal y política rota precisamente por la corrupción que buscaron atajar. Una relación que ha brillado cuando peor le ha ido al líder del PP, pero que ahora, con la exalcaldesa acechada por un caso de blanqueo, se ha apagado.

Rajoy, en 2008, después de la segunda derrota electoral consecutiva, era un líder asediado por las disputas internas. Barberá, en 2008, era ya la alcaldesa de referencia del PP y un preboste del partido en la Comunidad Valenciana.

Ella, junto al entonces presidente autonómico, Francisco Camps, y el líder del PP en Andalucía, Javier Arenas, movilizaron a una gran mayoría de los dirigentes del partido en toda España para que Rajoy superara el Congreso de 2008 (en Valencia) y siguiera de líder. Y Rajoy siguió líder.

Rajoy, hoy, piensa en intentar una segunda investidura después de las elecciones vascas y gallegas del día 25, para lo que le resultará fundamental preservar el pacto suscrito con Ciudadanos.

Barberá, hoy, no es militante del PP y está a punto de que la llame el Tribunal Supremo por su posible papel en un presunto caso de blanqueo de capitales en el Ayuntamiento valenciano.

El presidente de los populares afirmó este viernes: "Rita Barberá ya no es militante del PP y no tengo ninguna autoridad sobre ella". Esa frase marca el punto final a una relación de muchos años de historia, y con varios momentos relevantes.

Se destapa el 'caso Gürtel'

Aunque la relación entre ambos se remonta a muy atrás (ella le lleva seis años), la sintonía política de Rajoy y de Barberá cobra toda su fuerza a partir de febrero de 2009, cuando hay que resistir el vendaval que levanta el caso Gürtel, entonces instruido en la Audiencia Nacional por Baltasar Garzón.

En ese mes, Rajoy dio una rueda de prensa de enorme expectación ante el acoso mediático, social y judicial que padecía su partido. Compareció respaldado por todo el Comité Ejecutivo Nacional de la formación. Una de las autoras intelectuales de aquella imagen de "unidad" fue Rita Barberá.

Llegó la campaña de las elecciones europeas de junio de ese año, que avanzó entre los ecos del caso Gürtel, ya extendido al PP valenciano y a sus cargos más renombrados, como el expresidente Francisco Camps o el exsecretario general en la comunidad Ricardo Costa.

Posiblemente el acto estelar de aquella campaña ocurrió en la plaza de toros de Valencia, ante 20.000 personas. Una de las intervenciones más aplaudidas fue la de Barberá. Su apoyo a Rajoy tronó entre la multitud.

Gürtel en la Comunidad Valenciana

Ese año fatídico, 2009, llegó a sus meses últimos con la tensión en ascenso, ya que la investigación judicial del Gürtel estrechaba el cerco sobre Camps y sobre la dirección del PP en la Comunidad, lo que obligó al expresidente a cesar en octubre a su número dos, a Costa, tras las fuertes presiones de Génova para que lo hiciera, con María Dolores de Cospedal al frente.

El papel de intermediación de Barberá fue reconocido por varias fuentes conocedoras de aquel proceso, aunque no especifican en qué consistió esta labor.

Un mes más tarde, también bajo la atención escrupulosa de Génova, Camps renueva la dirección del partido en la Comunitat, y en el nuevo organigrama entra el entonces alcalde de Castellón, Alberto Fabra.

En un clima enrarecido, entre frases lapidarias de Rajoy sobre los escándalos internos ("Santo Job sólo hay uno", dijo entonces, o "No habrá próxima vez", afirmó más tarde), Barberá aprovecha cada acto público para defender a Rajoy y "el orgullo de ser del PP".

Dimisión de Camps

Se produce entonces un salto temporal que acaba en julio de 2011, cuando a Camps no le queda más salida que dimitir a pesar de que sólo dos meses antes había ganado las elecciones autonómicas con mayoría absoluta. El "caso de los trajes", del que fue absuelto, puso fin a su carrera política.

Tal y como destacaron en su momento fuentes que siguieron de cerca el proceso, la persona en la que piensa Rajoy, con el apoyo de Javier Arenas, para reemplazar a Camps es la propia Barberá, pero ella se niega por la lealtad que le guardó siempre al expresident. Fabra es entonces la opción.

Que Rajoy pensara en la alcaldesa no fue baladí: era para él, y para su dirección, la persona idónea en un momento en el que PP valenciano podía saltar por los aires en cualquier momento.

Con todo, la dimisión de Camps fue un proceso complejo y duro en el que dos personas de la máxima confianza de Rajoy jugaron un papel determinante, absolutamente protagonista: Federico Trillo y Rita Barberá.

En la etapa que se abrió entonces, especialmente tras la absolución de Camps a finales de 2011 y algún esporádico tanteo de éste para regresar a la política, el rol de Barberá no pierde fuelle: fue una de las figuras clave para que el partido no se agrietara.

Barberá, fuera del PP

El ocaso de Barberá comienza en las municipales de 2015, cuando pierde la mayoría absoluta y es desalojada del Ayuntamiento. Desde entonces se han sucedido las informaciones sobre su supuesta relación con casos de blanqueo en el consistorio.

Un auto del Tribunal Supremo para investigarla, en medio de las difíciles negociaciones para formar gobierno, ha sellado su final en el PP. Un final abrupto que conllevó difíciles gestiones para que dejara el Senado y el partido, pero que se saldó con la decisión de abandonar solo el partido.

Está en juego el gobierno de España. El caso Barberá supone un nuevo frente para Rajoy en su intento por ser investido y con la oposición de los dos líderes políticos a los que ha llamado durante este último año para formar Gobierno: Rivera y Sánchez.

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