Un hombre de Palma de Mallorca demandó a su exmujer porque ella no quería que la hija de ambos hiciera la primera comunión. El juez de primera instancia le dio la razón a la madre, pero ahora la Audiencia de Palma ha autorizado al padre a que la niña, de 8 años, cumpla con el rito católico.

El tribunal resuleve así un conflicto entre la pareja divorciada que viene de largo, y que comenzó con la negativa de la madre a que cursara en el colegio la asignatura de Religión, apuntándola sin permiso del padre a una alternativa, según relata el Diario de Mallorca.

La madre se oponía tanto a la asignatura como a la comunión porque su hija le había dicho que "no le apetecía mucho", aunque sí le gustaría ponerse el vestido blanco.

El juez de primera instancia decidió que no se podía obligar a la niña a hacer la ceremonia si no era su deseo. En segunda instancia, el magistrado ha valorado que se trata de unos padres creyentes, una niña bautizada y que la menor había cursado Religión antes del divorcio.

El tribunal señala que la primera comunión es "el segundo acto importante en la vida de los católicos", después del bautismo, y que es costumbre que haya una fiesta familiar y que las niñas suelen llevar "un bonito vestido blanco".

Los jueces creen que no se trata de que la niña "tenga necesidad o no de hacer la primera comunión, sino que es un acto consecuente a la trayectoria católica de los padres", y que es un sacramento que "no genera daño ni perjuicio alguno a la niña, ni a la madre", que suele acudir a misa y rezar con su hija.