Los Marubi, la familia que retrató durante un siglo a burgueses, pastores y bandidos de Albania

  • La saga de los Marubi retrató desde 1856 a 1959 a todas las capas de la sociedad albanesa en el único estudio de fotos del país, en la norteña ciudad de Shkodër.
  • El pionero fue Pietro Marubi, un lugarteniente de Garibaldi que tuvo que escapar de Italia y convirtió a Albania en la meca fotográfica de los Balcanes.
  • El archivo del estudio contiene 150.000 placas de cristal con personajes anónimos, nobles, potentados, criminales fuera de la ley, funerales, bodas...
Foto sin título tromada por Pietro Marubi antes de 1881
Foto sin título tromada por Pietro Marubi antes de 1881
© Marubi National Museum of Photography, Shkodër
Foto sin título tromada por Pietro Marubi antes de 1881

El italiano Pietro Marubi (1834-1903), pintor, intelectual y hombre con ansias revolucionarias que se entusiasmó con la propuesta de unificación del país que promulgaba el revolucionario Garibaldi, de quien llegó a ser lugarteniente, tuvo que salir escapado de su natal Plasencia (Piacenza en italiano) en 1850 porque su nombre figuraba entre los personajes que iban a ser detenidos por los enemigos de la independencia. Con ánimo de regresar pronto se estableció en una ciudad cercana, Shkodër, en el noroeste de Albania y uno de los nudos económicos y culturales más importantes del país.

El destino no tenía previsto que Marubi regresara a Italia. Pasó el resto de su vida en tierras albanesas, adaptó su nombre al idioma local, Pjetër Marubi, y desde 1958 se convirtió en el propietario del único estudio fotográfico del país. El establecimiento funcionó durante más de un siglo y dejó uno de los archivos de fotografía más importantes de Europa suroriental en la época, con 150.000 placas de cristal donde está comprimida la historia del país y sus gentes.

El centro fotográfico de los Balcanes

La exposición Dynasty Marubi – A hundred years of Albanian studio photography (Dinastía Marubi – Cien años de un estudio fotográfico albanés) presenta en el museo FOAM de Ámsterdam, entre el 16 de septiembre y el 27 de noviembre, una selección de imágenes tomadas en la instalación que convirtió a Albania en la meca de los Balcanes durante los primeros momentos del naciente arte.

Marubi, que ya tenía conocimientos de fotografía y había llevado en su exilio una cámara de gran formato, formó en la disciplina a dos hermanos, Rrok (1862–1881) y Kel Kodheli (1870–1940), que fueron sus ayudantes. Al morir el italiano, dejó en herencia el estudio al segundo, que como homenaje y para aprovechar el tirón comercial del apellido firmaba como Kel Marubi.

Fresco de la sociedad

Las tres generaciones de fotógrafos implicados en el estudio hicieron retratos que componen un completo fresco de la sociedad albanesa: desde la burguesía urbana, a los pastores, desde los latifundistas a los pequeños propietarios de explotaciones agrícolas, desde famosos actores a pintores y otros artistas. Era tanta la fama del establecimiento y la calidad de los retratos que en el lugar posaron y fueron inmortalizados el Rey Zog  I, el emperador otomano y también vagabundos, ladrones, artesanos, políticos, intelectuales y bandidos.

El Museo Virtual Marubi, que es gestionado por la Administración pública del país, contiene miles de copias digitalizadas de las fotos del archivo. Tiene un buen buscador por épocas, profesiones y tema —funerales, bodas, festividades, desfiles, difuntos antes de ser enterrados...—, pero las copias son de muy pequeño tamaño y están cruzadas por una marca de agua que convierte el visionado en un suplicio.

Borrado por el dicatdor comunista Enver Hoxa

La extensa colección de 150.000 negativos de vidrio es interesante, en cualquier caso, tanto desde perspectivas históricas, sociológicas, culturales, etnográficas y antropológicas, como desde un punto de vista artístico. El rastro del legado fotográfico del país fue borrado por la negra dictadura de Enver Hoxa, el político alucinado y paranoico que aisló a la república del resto del mundo entre 1944 y 1985.

Durante su régimen, la fotografía era considerada una perversión burguesa, sólo admisible si se dedicaba a engrandecer la visión nacional del dictador o su personalidad megalómana. Sin embargo, y gracias a la ilusión y tenacidad de la saga de los Marubi, Albania había sido el territorio más fructífero fotográficamente hablando de la zona de los Balcanes.

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