Clandestinos de un arte bruto

Exposición: Mario Del Curto ha dejado a un lado la objetividad fotográfica para adentrarse en esta manifestación artística alejada del buen gusto. El resultado, en la galería de la Fnac hasta el 4 de agosto
Eugenio Santoro es el protagonista de la fotografía de la izquierda y Osward Tschirtner el de la derecha. Ambas fueron tomadas en 1993.
Eugenio Santoro es el protagonista de la fotografía de la izquierda y Osward Tschirtner el de la derecha. Ambas fueron tomadas en 1993.
Foto
Eugenio Santoro es el protagonista de la fotografía de la izquierda y Osward Tschirtner el de la derecha. Ambas fueron tomadas en 1993.
Las particularidades del arte bruto hacen a sus creadores diferentes a los demás. El fotógrafo Mario Del Curto ha tenido la clarividencia de interesarse por estos artistas y la aventura no le ha ido nada mal.

Despegado de la concepción «legítima» del arte que puede verse en los museos, el arte bruto surge como una variante de lo que conocemos como «buen gusto». Se trata, sin embargo, de un tipo de manifestación artística muy apegada a su autor, y ubicada justo en las antípodas del dominio estético consagrado.

Esta realidad convierte la obra de Del Curto en un trabajo especialmente valioso, ya que lo que capta el objetivo de su cámara no tiene nada que ver con la objetividad fotográfica de siempre.

Así, Mario utiliza su cámara como un auténtico medio de comunicación. Sobre todo en relación con aquellos a quienes hace protagonistas de sus imágenes.

Relación humana

Las fotografías de este artista suizo surgen de una relación humana y directa con sus personajes. Éstos casi siempre han sido unos anarquistas del arte y se han mostrado muy reacios ante cualquier maniobra de promoción artística.

Por eso, Del Curto ha necesitado armarse de tacto, paciencia, humor, simpatía y respeto antes de disparar su cámara y llevarse en el carrete la esencia de estas singulares personas.

Es exactamente ahí donde reside el secreto de su éxito. Estos clandestinos del arte bruto han reaccionado ante la solicitud y curiosidad amistosa del fotógrafo dejándose captar con total naturalidad. Gracias a ello, el creador ha podido guardar en su cámara cada comportamiento, mirada e incluso el orgullo de los protagonistas de las instantáneas. En alguna ocasión aparecen en actitud desafiante y altiva, realidad que nunca hubieran dejado traslucir al natural.

De esta forma, sin dejarse llevar por lo meramente pintoresco, Mario Del Curto ha conseguido aplicar, mediante su práctica y su lenguaje específico de fotógrafo, aquella premisa del pintor que anima a no reproducir lo visible, sino a hacer visible.

* Galería fotográfica de la Fnac de Marbella. Autovía A-7, salida Ojén. De 10 a 22 h. Gratis.

Los protagonistas de las imágenes, reacios normalmente a cualquier maniobra de promoción artística, se dejaron seducir por Del Curto y se muestran en toda su esencia.

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