
Haciendo gala de la ya contrastada capacidad polifacética para la interpretación, la actriz australiana Cate Blanchett (1969) representa trece papeles de muy distinto perfil en el proyecto artístico Manifesto, una proyección simultánea en otras tantas pantallas ideada por el cineasta alemán Julian Rosefeldt (1965). En cada uno de los clips, que componen una polifonía premeditadamente confusa, el diálogo del personaje protagonista está tomado de los manifiestos y proclamas artísticas y políticas más importantes de la historia.
La proyección, que está en cartel en el Hamburger Bahnhof – Museum für Gegenwart de Berlín desde el 10 de febrero, acaba de ser ampliada hasta el 18 de septiembre por la alta afluencia de visitantes. En las primeras veinte semanas, la pinacoteca pública, dedicada a las artes visuales, recibió a unas 90.000 personas. Manifesto está también programada, hasta el 24 de septiembre, en festival trianual Ruhrtriennale, que se celebra en el noroeste de Alemania.
Desde el Manifiesto Comunista de 1848
El proyecto de Rosefeldt —13 clips que tienen una duración total de 130 minutos— partió de la idea de componer un collage con citas de textos históricos que van, si establecemos dos extremos temporales, del Manifiesto Comunista de Marx y Engels (1848) hasta el poema-statement de Sturtevant Man is Double Man is Copy Man is Clone (2004). De uno a otro punto hay entrecomillados de, entre otros, Marinetti, Tzara, Malevich, Breton, Oldenburg, LeWitt y Jarmusch [relación de todos los manifiestos usados].
Con la proyección simultánea en una misma sala de los 13 cortometrajes, Rosefeldt crea una masa de palabras que sustentaron movimientos artísticos de vanguardia y subversión —dadaísmo, surrealismo, futurismo, Fluxus, constructivismo, estridentismo, Dogma...— que han dejado de tener sentido histórico y contexto, pero "conservan todavía una alta carga como llamamientos a la acción".
'Todo el arte actual es una farsa'
El autor señala en una entrevista en The Guardian que comenzó por casualidad a leer manifiestos históricos buscando referencias poéticas y se encontró con una sorpresa: "Los veía como proclamas históricas, pero de repente comencé a leerlos como la voz de nuevas generaciones que no sólo cambiaron el arte,sino también el mundo". El trailer de Manifesto inserta este texto: "Todo el arte actual es una farsa, pero después de la revolución ¿quién recogerá la basura el lunes por la mañana?".
¿Por qué eligió a una actriz tan conocida como Blanchett para protagonizar los fragmentos que componen la polifonía? "¿Por qué no?", responde con otra pregunta el artista alemán, que recuerda como la actriz, adicta a los papeles exigentes y de riesgo, se sintió encantada cuando le explicó la intención final. La australiana interpreta trece papeles muy diferentes y relacionados de modo directo o, al contrario, sólo metafóricamente, con el texto de cada principio fundacional de los movimientos.
Para el futurismo, una agente de valores
Para el clip sobre el futurismo, una escuela obsesionada con la velocidad, Blanchett interpreta a una agente de valores; para el dadaísmo es una plañidera en un funeral; para el surrealismo, una fabricante de muñecos; para el pop art, una madre de familia clásica y conservadora; para el expresionismo abstracto, una alta ejecutiva en una fiesta privada; para el situacionismo, un homeless; para el arte conceptual, una conductora de un informativo de televisión; para el cine, una maestra de primaria...
'Composición orquestal'
Manifesto, rodada en Berlín en 2014, en doce jornadas y con el el director de fotografía Christoph Krauss, reúne en una "composición orquestal" la combinación de textos airados del pasado con la libertad poética de colocarlos en boca de personajes y situaciones muy distintas a las originales. Cada personaje de Blanchett "trae los manifiestos a la vida cotidiana de hoy" y los confronta con la realidad.
Rosenfeldt también desea que el público reflexione sobre la idea de los museos y galerías como "prisiones, cubos blancos". Pese a que en teoría "están abiertos a cualquiera, pueden ser espacios antidemocráticos. Necesitas un cierto nivel de educación para acceder a estos lugares. Tienes que crecer creyendo que debes ir a un museo los domingos. Eso hace que a veces nos sintamos fútiles e insignificantes".
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