El conductor que conduzca un vehículo bajo los efectos del alcohol o estupefacientes podrá ser sancionado con la retirada del permiso de conducción y pena de prisión en su caso.

Con estos controles de alcoholemia y drogas se persigue concienciar a los conductores que conducir bajo los efectos del alcohol y drogas durante la conducción aumenta la distancia de frenado y disminuye el tiempo de reacción, mermando las capacidades físicas y psíquicas, siendo causa de numerosos accidentes de tráfico.

El alcohol está presente como factor concurrente o desencadenante en un tercio de los accidentes mortales. Su presencia en la conducción dependiendo de su tasa, multiplica entre 2 y 15 por ciento el riesgo de sufrir un accidente. Durante el pasado año, se efectuaron 11.107 pruebas de alcoholemia, de las que 234 fueron judiciales y 191 administrativas.

El Código Penal contempla para los conductores que circulen bajo la influencia de bebidas alcohólicas, drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, penas de prisión de tres a seis meses o multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 90 días, y, en cualquier caso, la de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años.

La Ley de Seguridad Vial es muy estricta al respecto al consumo de estupefacientes. Por ello, prohíbe conducir con presencia de drogas en el organismo, si bien se encuentran excluidas las sustancias que se utilicen bajo prescripción facultativa y con finalidad terapéutica.