40 años en alerta roja

  • Desde 1911 la ciudad tiene su propio cuerpo de bomberos.
  • Los medios hoy son mejores, pero aquí uno de cada siete efectivos tiene más de 55 años.
Los años no afectan en la forma física de los tres efectivos más veteranos (Laura González).
Los años no afectan en la forma física de los tres efectivos más veteranos (Laura González).
Los años no afectan en la forma física de los tres efectivos más veteranos (Laura González).
Atrás quedaron los años en los que en Vigo los fuegos se apagaban sólo con la protección de unas botas de goma y un mono de tela. Hoy los medios han mejorado y algunos siguen en el cuerpo para contarlo. Y es que, aquí, uno de cada siete bomberos vigueses tiene más de 55 años.

Ayer, mientras al parque central de Teis llegaban unos transmisores inalámbricos que mejorarán la comunicación entre los parques para así atender las emergencias más rápidamente, tres bomberos celebraban sus 40 años de servicio en Vigo.

Vicente Fernández, Enrique Fontán y Eugenio González superan ya los 60 años, pero la jubilación no es algo que vean como próximo. «Tal y como están las cosas, aún nos quedan dos años a todos, como mínimo. Después habrá que pensar si te compensa económicamente o no», explica Fontán.

Tras décadas de trabajo, dos sólo atienden la centralita, pero Vicente acude a las emergencias como uno más. Todos reconocen que «hoy los medios son mucho mejores». Desde 1911 Vigo cuenta con un cuerpo de bomberos propio. En principio eran voluntarios, aunque pronto pasaron a ser empleados municipales y así recibir un sueldo del Concello. El primer parque móvil se instaló en García Barbón, donde permanecieron hasta hace 20 años.

Ahora cuentan con vehículos modernos y equipos autónomos, pero las instalaciones en las que deben pasar 24 horas de guardia no están en muy buenas condiciones. «Hemos tenido que arreglar la cocina, porque los ratones se habían comido los cables eléctricos», señalan.

Los tres se sienten orgullosos de ser bomberos y reconocen que ahora la gente «es mucho más agradecida y las falsas alarmas casi se han eliminado». Incluso recuerdan cómo en algunas emergencias, muchos quisieron recompensar su labor con dinero, aunque ellos sólo aceptaron un café como agradecimiento.

Aunque los tres veteranos aún no han recibido ningún regalo de sus compañeros, lo celebrarán con una comida.

40 años como bomberos en vigo

Vicente Fernández. 63 años.

«Uno de los siniestros que más me marcó fue hace 38 años en Santa María de Ribeira, en una fábrica de conservas. Con el calor del fuego, las latas explotaban y las sardinas salían volando», explica.

Enrique Fontán. 63 años.

«El 31 de diciembre de 1967 un cuatrolatas se metió debajo de un coche que estaba aparcado en García Barbón. Murieron dos personas. Fue uno de los accidentes que más me impactó», asegura.

Eugenio González. 62 años.

«Yo siempre digo que no puedo vivir sin bomberos, es una profesión muy reconfortante porque ayudas a la gente y, en su mayoría, lo agradece. Mi hijo, de 31 años, también es bombero», señala.

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