Muestran fotos y dibujos de la trágica expedición al Polo Sur del británico Robert Falcon Scott

  • La Expedición Terra Nova (1910-1913) fue la tercera de las británicas hacia el Polo Sur y una de las más llamativas de la edad heroica de la exploración antártica.
  • El capitán Scott, enzarzado en una carrera irracional con el noruego Amundsen, murió con cuatro exploradores más por el clima, la deshidratación y el escorbuto.
  • Muestran en una exposición imágenes del fotógrafo oficial de la expedición, Herbert Ponting, y del acuarelista Edward Wilson. Este último murió en la tragedia.
  • Galería en línea con las 3.000 fotos de la expedición.
Dos de los oficiales de la expedición remendando sacos de dormir. El de la izquierda, Evans, fue uno de los muertos
Dos de los oficiales de la expedición remendando sacos de dormir. El de la izquierda, Evans, fue uno de los muertos
Scott Polar Research Institute
Dos de los oficiales de la expedición remendando sacos de dormir. El de la izquierda, Evans, fue uno de los muertos

El uno de junio de 1910 partió del puerto de Londres el barco Terra Nova, un antiguo ballenero de 57 metros de eslora y 9,6 de manga, construido en los astilleros escoceses de Dundee e idealmente pensado para la navegación por aguas polares. Al mando de la nave y la tripulación de 65 hombres —elegidos a partir de 8.000 candidatos— iba un héroe nacional británico, el oficial de la Armada Real y explorador Robert Falcon Scott, nacido en un pueblo de marineros, Plymouth. Estaba a cinco días de cumplir 42 años y ni él ni nadie podían sospechar que aquel viaje sería el último.

Involucrado en la carrera por llegar antes que nadie al Polo Sur, Scott había dirigido la Expedición Discovery (1901-1904), que había cautivado la imaginación pública aunque no alcanzara su objetivo. Con la Expedición Terra Nova, que no recibió, como la anterior, subvenciones públicas, y fue costeada por suscripción popular y donativos de equipo de empresas y fábricas.

Amudsen avisa

Al llegar a Australia, desde donde pretendían atacar la ruta final hacia el Polo Sur, recibieron noticias de que tenían un competidor al recibir un telegrama informativo que tenía tono de reto: "Me tomo la libertad de informarle de que el [navío] Fram va de camino a la Antártida". Lo firmaba el navegante noruego, Roald Amundsen, que contaba con mejor equipo y más dinero —lo apoyaban la Familia Real nórdica y los grandes banqueros del país—, y no había perdido el tiempo, como Scott, en desplazarse hasta Siberia para comprar 19 caballos.

La aparición en escena de la expedición noruega sembró los nervios en el grupo de Scott, azuzado por la opinión pública inglesa, deseosa de dar una lección a los noruegos y plantar la Union Jack en el polo magnético antártico.

Un mes más tarde

El equipo principal de exploradores de Scott, formado por un grupo de cinco hombres, alcanzaron el objetivo el 17 de enero de 1912 para encontrarse con que los noruegos habían llegado casi un mes antes, el 14 de diciembre. Como prueba dejaron una tienda, algunos suministros, una carta para el rey Haakon VII con el fin de autentificar su hazaña, y una nota en la que Admusen pedía a Scott, cortés pero con cierto cinismo, que la entregara en persona al monarca.

Aunque fue una gran decepción —"lo peor ha ocurrido. Una simple ojeada nos revela todo. Los noruegos nos han adelantado... Mañana iremos hasta el polo, y luego volveremos a la base lo más rápidamente posible", anotó Scott en su bitácora—, la derrota era la consecuencia lógica de la mala planificación de los británicos y la experiencia de los noruegos en zonas polares: usaron solamente perros y trineos, con los que tenían una enorme experiencia, y tenían más experiencia en vestuario y material técnico.

Uno se dejó morir a la intemperie

Los cinco británicos que llegaron al Polo Sur, entre ellos Scott, murieron en el intento fallido de regresar al campo base. Unas pésimas condiciones meteorológicas, con temperaturas mínimas demasiado extremas, el escorbuto, la deshidratación y la extrema debilidad fueron matando uno a uno a los exploradores —en un caso, el de Lawrence Oates, se dejó morir a la intemperie porque padecía una gangrena y temía que sus compañeros no aceptaran abandonarle—.

La última entrada del diario de Scott es del 29 de marzo. Acaba así: "Perseveraremos hasta el final, pero nos estamos debilitando, por supuesto, y el final no puede estar lejos. Es una lástima, pero creo que no puedo escribir más. Por Dios cuida de nuestra gente".

Posible responsabilidad de Scott

La tragedia conmovió a toda Europa y, en especial al Reino unido, desde donde salió una expedición de búsqueda, que localizó a las víctimas ocho meses más tarde —estaban solamente a 17 kilómetros del campamento base— y permitió conocer muchos detalles sobre la expedición y su fracaso. Entre las causas se apuntaron la irresponsabilidad del capitán, que dedicó una jornada entera a prospecciones geológicas que agotó a los hombres mientras el equipo intentaba escapar.

La sala de exposiciones de Bonhams en Londres exhibe, hasta el 19 de agosto, Visions of the Great White South (Visiones del Gran Sur blanco), una muestra de fotos de la British Antarctic Expedition 1910, como era llamada oficialmente. Gran parte de las imágenes fueron tomadas por Herbert Ponting, el fotógrafo oficial, que no formaba parte de los cinco elegidos para alcanzar el polo, entre los que sí figuraba el acuarelista Edward Wilson, de quien también se exponen ilustraciones, bocetos y dibujos.

Las fotos de Pointing están depositadas en el Scott Polar Research Institute de la Universidad de Cambridge [hay más de 3.000 disponibles en línea], que colabora con la muestra. El fotógrafo, que enseñó a Scott a manejar la cámara —en la exposición hay fotos tomadas por él—, había mostrado el deseo de exponer su trabajo, una vez culminada la expedición, junto con las obras gráficas de Wilson.

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