Un mundo feliz

Recuerdo la historia de una adolescente a la que conocí hace ya varios años mientras hacía un reportaje sobre los after hours en Madrid.
La chica me contó, orgullosa, que en una noche podía consumir hasta siete pastillas de éxtasis que la hacían «muy, muy feliz». Me acordé de ella ayer, mientras debatíamos en la redacción sobre las características y efectos de la nueva droga de diseño que ha irrumpido en el mercado, el ice o cristal, como la llaman. Dicen los expertos que esta sustancia elimina las neuronas de un sólo plumazo y puede traer serias consecuencias en el sistema nervioso. Asusta saber que otras drogas igualmente peligrosas como la ketamina, el
speed y el GHB, tan populares en la noche madrileña, son muy habituales entre adolescentes y jóvenes que como aquella chica andan en busca de felicidad momentánea. ¿Será que vamos hacia una versión retorcida de
Un mundo feliz, de Huxley? Aunque no sé si esto será mucho peor que el soma...
Mostrar comentarios

Códigos Descuento