A la espera de una médula y de la expulsión

  • Lanfia es guineano y llegó a España en una patera.
  • Lucha contra su repatriación desde la cama de un hospital que lo trata de cáncer.
Lanfia Keita, postrado en la cama del hospital de Torrrevieja.
Lanfia Keita, postrado en la cama del hospital de Torrrevieja.
Lanfia Keita, postrado en la cama del hospital de Torrrevieja.

Su historia podría ser similar a la de otros inmigrantes, si no fuera porque un linfoma frustró su esperanza de luchar por una vida mejor en la Europa con la que soñó desde niño. "Siempre pensé en irme a Francia, pero si me curo quiero quedarme en España", dice Lanfia Keita, un joven guineano de 30 años postrado en la cama de un hospital de Torrevieja (Alicante) un año después de llegar a España en una patera.

Después de un periplo por la Península en busca de trabajos mejores, el pasado mes de agosto recaló en Torrevieja, donde a los pocos días se le detectó un linfoma bastante agresivo, pues prolifera demasiado rápido y los tratamientos no le hacen efecto, según Aitana Carles, una trabajadora del hospital, miembro de la Asociación Española contra el Cáncer, que hace de traductora del joven inmigrante.

Sobre Lanfia pesa una orden de expulsión porque no tiene papeles, contra la que se han movilizado el mismo hospital y otras asociaciones.

Sanidad está tramitando la documentación para que pueda quedarse en el hospital de Torrevieja, que se hará cargo de todos los costes y desde donde se busca un donante de médula compatible para poder operarlo de urgencia.

Una médula familiar

Los responsables del centro creen que lo mejor para él es traer desde Guinea a uno de sus hermanos, ya que el mejor donante es un familiar, para hacerle las pruebas de compatibilidad, que en Guinea son imposibles porque no tienen medios.

Ya se ha intentado con una hermana por parte de padre que vive en España, pero no es compatible.

Sin su mujer ni su hijo

La Asociación Española contra el Cáncer se suma a la iniciativa del hospital de Torrevieja y ha decidido prestar un apoyo económico de 340 euros al mes a Lanfia. Con este dinero cubre sus necesidades cuando no está hospitalizado mientras espera un donante para el trasplante.

En Guinea, Lanfia tiene a su mujer y su hijo, quienes sufren en la distancia sus avatares médicos, sin poder hacer nada más que esperar.

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