La edad de oro del diseño de folletos publicitarios de coches

  • Un libro ofrece la primera visión panorámica de un producto de publicidad colateral pensado para cautivar con su esplendor a los posibles compradores.
  • Llegaban a las cien páginas, impresas en papel satinado, de alta calidad y color, e incluían muestras de los colores de pintura y las tapicerías de cada modelo.
  • Para garantizar el contacto de los vendedores con los potenciales clientes, los folletos sólo estaban disponibles en los concesionarios o en ferias de automóviles.
Folleto del DeSoto de 1960
Folleto del DeSoto de 1960
© Courtesy of the Jim Heimann Collection/TASCHEN
Folleto del DeSoto de 1960

En el libro La teoría de la clase ociosa, publicado en 1899 por el sociólogo y economista estadounidense Thorstein Bunde Veblen, el autor planteaba un análisis satírico y muy influido por el marxismo, sobre la estratificación social de su país. Basaba la crítica en lo que llamaba el consumo ostensible, la forma de vivir que  que confiere un estatus distinto a cada miembro de la sociedad.

Esta ley no escrita estaba sustentada por factores diversos: desde la subyugación de la mujer a la popularidad de los deportes y el sometimiento a las formalidades sociales. Una de las más evidentes y visibles, desde el comienzo del siglo XX, fue la de tener un automóvil, o varios, que fuesen reflejos del estatus del propietario.

Una forma de cultura

En los EE UU, donde los coches se convirtieron, a partir del boom económico posterior a la II Guerra Mundial, en una forma de cultura, el automóvil era, a la vez, un símbolo social y una prolongación del hogar: comías, veías películas y hacías el amor sin salir del vehículo.

Las grandes fábricas de coches del país, sobre todo las Tres Grandes, como se llamaba a Ford, General Motors y Chrysler, se esforzaban en envolver sus productos con mimo y entusiasmar al público para el que estaba pensado cada modelo. El libro Automobile Design Graphics (El diseño gráfico y los automóviles) repara en un producto no demasiado conocido a estas alturas, pero de suma importancia en su momento: los folletos gratuitos que se entregaban al público como instrumento publicitarios de mercadotecnia para vender automóviles.

'Elemento crucial'

En el escenario temporal del apogeo del automóvil, las estrategias para vender y competir eran parte de un "proceso exigente", dicen los editores del libro, la empresa Taschen [368 páginas y un PVP de 39,99 euros]. Los publicitarios de las compañías sabían que los anuncios tradicionales en prensa, radio y televisión no eran suficiente y completaban las campañas con un "elemento crucial que exaltaba la virtud de los coches: el folleto" (brochure, en inglés).

Aunque todavía se siguen editando —selección de una veintena dedicados a coches actuales—, los de la edad dorada del automóvil eran de gran tamaño y estaban confeccionados con un alto grado de esplendor. Algunos tenían casi un centenar de páginas en papel satinado de alta calidad, estaban impresos a color e incluían superposiciones con acetatos de los colores disponibles en cada modelo y recortes de telas y pieles con las tapicerías.

Para garantizar el contacto de los vendedores con los potenciales clientes, los folletos sólo estaban disponibles en los concesionarios o en ferias de automóviles, de ahí  que los ejemplares coches antiguos y de época son artículos de colección muy buscados en la actualidad. Este producto efímero ofrece "una imagen especular de los gustos, el consumismo y los hábitos de compra desde los albores del automóvil", dicen los editores.

500 folletos de todas las marcas

Automobile Design Graphics, la primera obra bibliográfica dedicada al tema, presenta "una visión global" de este tipo de "publicidad colateral" que progresivamente ha caído en el olvido porque carece de la misma importancia. El libro incluye 500 folletos editados entre 1900 y 1973 —cuando se produjo la primera crisis del petróleo—. Hay ejemplos de productos de las marcas artesanales menos conocidas —Tucker, Sun, Ajax, Kaiser, Columbia— hasta las más icónicas —General Motors, Ford, Chrysler, Dodge—.

Además de la historia visual de los folletos, la obra incluye ejemplos de la literatura auxiliar de los automóviles, incluyendo los manuales elaborados por los fabricantes. También hay un ensayo sobre la cultura del automóvil de Jim Donnelly y otro sobre la historia del diseño específico relacionado con coches, firmado por Steven Heller.

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