«Una panda de vándalos», asegura una de las afectadas,  ha marcado las paredes y cierres de un gran número de establecimientos del centro de la capital. Cuando las tiendas cierran, Granada se transforma en una «ciudad sucia, o al menos ésa es la impresión que da porque no hay ni una sola pared o persiana de su color original».

La calle Tablas, la plaza Trinidad, Cárcel Baja, Mesones y sus adyacentes son un claro ejemplo. Tiendas, cocheras y paredes tienen la marca de un gamberro.

Ayer, el encargado de una tienda de modas volvía a pintar su fachada. «Un día sí, un día no, pero no podemos dejar las obscenidades que nos ponen en la puerta». Jorge tiene suerte porque puede pintar la pared, los que decidieron colocar mármol o piedra en sus fachadas no pueden «quitar las porquerías, y para qué esforzarse si no duran ni una semana».

La Policía conoce la situación y en Semana Santa detuvo a varios individuos. Sin embargo, la mayoría de los afectados no denuncia y tras pintar las persianas un par de veces «optan por dejarlas como están».

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