Uno de los agentes de la Policía Autonómica que trasladaron ayer al hospital al bebé encontrado en buen estado en un contenedor de basuras en el centro de Valencia, Enrique Leandro, ha asegurado que este es "uno de los servicios más bonitos que se puede hacer". "Es muy emocionante, lo supera a todo", ha dicho.

Así lo ha explicado el policía en una atención a los medios de comunicación junto a los otros dos agentes que participaron en el traslado del bebé desde la calle Correos de Valencia, donde fue hallado, hasta el Hospital La Fe de la capital. Pese a la considerable distancia que hay entre ambos puntos, solo tardaron cuatro minutos en llegar al centro sanitario gracias a la colaboración de agentes motorizados de la Jefatura Superior de la Policía Nacional, ha subrayado.

El agente ha relatado que cuando se les dio el aviso de que dos ciudadanos rumanos -un hombre y una mujer, hermanos- que buscaban en la basura habían alertado de que podía haber un bebé en un contenedor, los policías intentaban pensar que "no sería un bebé, sino un animalito o un juguete de los que hace ruido". "Pero la sorpresa fue -ha proseguido- cuando vi el bolso y comprobamos que era un niño de verdad y que estaba vivo".

Leandro ha agregado que aguantaron las emociones hasta llegar al hospital pero, una vez los médicos confirmaron que el bebé se encontraba bien, descargaron "toda la emoción". "Hemos tenido otras actuaciones, con armas, con drogas, pero esto es superemocionante, lo supera a todo".

"Todo el mundo se lo quería quedar", ha bromeado el policía, que ha comentado que el bebé -que durante el camino cogía el dedo de los policías- es "grandote, blanquito, con el pelo moreno y se le ve muy sanote".

Preguntado por si cree que han sido los 'ángeles de la guarda' del niño, el agente ha respondido: "Los ángeles de la guarda fueron los hermanos rumanos que vieron al niño, que quedó muy pegado a la base del contenedor: nadie se asoma tanto, que mirarán dentro fue providencial".