Las exigencias del PP y sus escasas cesiones retrasan la investidura y el nuevo Gobierno

Rueda de prensa de Rajoy tras el Comité Ejecutivo Nacional del PP
Rueda de prensa de Rajoy tras el Comité Ejecutivo Nacional del PP
EUROPA PRESS
Rueda de prensa de Rajoy tras el Comité Ejecutivo Nacional del PP

La estrategia negociadora del PP, basada en el inmovilismo y la presión a sus rivales ante el riesgo de ir a unas nuevas elecciones -las terceras en menos de un año-, dificultan y retrasan el nuevo Gobierno.

La oposición coincide en que, con 137 de los 350 escaños y después de ser el candidato más votado, Mariano Rajoy tiene la iniciativa. Eso no significa, recalca un veterano del PSOE, que pueda "sentarse a esperar" los apoyos que necesita para su investidura.

"Tiene que decir qué ofrece y tiene que sentarse a dialogar. Se han acostumbrado a vivir en la mayoría absoluta y ya no la tienen", advierte un dirigente de Ciudadanos. "En Madrid, Cristina Cifuentes [que gobierna en minoría respaldada por los naranja] se ha dado cuenta de que tiene que negociar para poder sacar sus medidas adelante. Rajoy va a tener que hacer lo mismo", insiste la misma fuente.

Fernando Martínez-Maillo, responsable de Organización de los conservadores, aseguró ayer que Rajoy iniciará una negociación "discreta" con Pedro Sánchez y Albert Rivera para garantizarse sus votos en la sesión de investidura que espera iniciar el 2 de agosto.

Hoy por hoy, sin embargo, estos son los escollos que impiden que las conversaciones avacen.

  • El programa como único punto de partida

Tras la fallida ronda de contactos de esta semana, Rajoy envió al resto de partidos un documento "abierto" que, como ha confesado Martínez-Maillo, es un "desarrollo" de su programa electoral. Este incluye una bajada del IRPF, pero también una reforma para que solo pueda gobernar la lista más votada, algo que PSOE y Ciudadanos rechazan. "Se nos decía que éramos inmovilistas y no hacíamos ninguna propuesta por escrito, pues ahí está", zanjó este jueves. El socialista Enrique Serrano ha aseguradoque no iniciarán ninguna negociación en base a ese documento.

  • Apoyo para los cuatro años de legislatura

El PP exige que el acuerdo de investidura incluya un compromiso de "estabilidad" hasta 2020 cuando España volvería a ir a las urnas. Se garantizaría así una legislatura tranquila y alejaría el fantasma de una moción de censura a mitad de mandato. PSOE y Ciudadanos se oponen y desligan la formación de Gobierno de la acción política. "Negociaremos a lo largo de la legislatura cada uno de los asuntos. Con nuestros escaños, podemos impulsar reformas", señaló Rivera el pasado miércoles.

  • Control de la mesa y de la presidencia del Congreso

Los de Génova tampoco se han mostrado dispuestos, por el momento, a perder la mayoría en la mesa del Congreso de los Diputados (sus escaños le otorgan cuatro de los ocho representantes) ni la Presidencia de la Cámara Baja, que antes del 20-D ostentaba Jesús Posada. El PP podría ceder algunos de sus puestos a Ciudadanos, que carece de representante. El PSOE trata de llegar a un acuerdo similar al de la última legislatura de transición para colocar a un presidente progresista (en este caso, Patxi López). Unidos Podemos maniobra para convencer a los socialistas de que no repitan esa jugada, que dejó la mayoría del órgano en manos del centro derecha.

  • Obcecación en la abstención del PSOE

PP y Ciudadanos han trasladado al PSOE la responsabilidad sobre la viabilidad de la legislatura. Descartada la gran coalición, los populares insisten en que los socialistas "no se pueden quedar en el 'no' a Rajoy y a otras elecciones", en palabras de Javier Maroto, vicesecretario de Acción Sectorial. "Nosotros hemos cambiado de criterio (...) Ahora les toca al PP y al PSOE, por fin después de 30 años de darse la espalda, sentarse en una mesa", insiste Albert Rivera. Pedro Sánchez, en cambio, se ha sacudido la responsabilidad: "Hay 350 diputados y nosotros somos 85. Hay mucho campo". En su opinión, el PP no puede contar con el PSOE, pero puede pedir un 'sí' a Ciudadanos y a los nacionalistas vascos y catalanes, más próximos ideológicamente.

  • 'Amenaza' de no acudir a la investidura

"Si yo tuviera la seguridad de que fuera imposible que se me eligiera, abriría un período de reflexión y plantearía: ¿qué salida le vamos a dar a esto?", dijo Rajoy tras comprobar que Sánchez le ofrecía un 'no' tajante. Eludir el pleno de investidura, como el candidato del PP ha planteado, dilataría aún más los plazos de la formación de Gobierno, ya que impediría poner en marcha los plazos constitucionales para la celebración de nuevas elecciones. l

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