Unidad interna, confluencias, parlamentarismo... los retos de Podemos tras un fin de ciclo

El líder de Podemos, Pablo Iglesias (c), junto a Pablo Echenique (i), Irene Montero (2i), Íñigo Errejón (2d) y Carolina Bescansa (d), al inicio de la reunión del Consejo Ciudadano para analizar los resultados de las elecciones generales que les han llevado a perder un millón de votos.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias (c), junto a Pablo Echenique (i), Irene Montero (2i), Íñigo Errejón (2d) y Carolina Bescansa (d), al inicio de la reunión del Consejo Ciudadano para analizar los resultados de las elecciones generales que les han llevado a perder un millón de votos.
Emilio Naranjo / EFE
El líder de Podemos, Pablo Iglesias (c), junto a Pablo Echenique (i), Irene Montero (2i), Íñigo Errejón (2d) y Carolina Bescansa (d), al inicio de la reunión del Consejo Ciudadano para analizar los resultados de las elecciones generales que les han llevado a perder un millón de votos.

Ahora o nunca. Eso decían en Podemos hasta el 26-J, cuando aún creían que estaban "rozando con los dedos" el asalto a los cielos. No pudo ser, y ahora, tras dos años y medio de vivir en una campaña electoral eterna (elecciones europeas, andaluzas, municipales, generales...), toca reinventarse y adaptarse a una nueva etapa. Un nuevo ciclo sin tanto vértigo, en el que los más de cinco millones de votos y los 71 escaños conseguidos entierran aquella idea inicial de "hemos nacido para gobernar o irnos a casa", como decían en 2014 muchos de sus dirigentes, pero en el que no están acostumbrados a moverse. En definitiva, "pasar de ser partisanos a ser un ejército regular", como dijo el propio secretario general, Pablo Iglesias, la semana pasada en un curso de verano de la Universidad Complutense en El Escorial. Pero, ¿qué retos y desafíos tendrá que afrontar la formación morada en este nuevo escenario?

Consolidarse como partido

Para el polítólogo y sociólogo Fermín Bouza, la metáfora bélica utilizada por Iglesias es "muy acertada". "Tienen que hacer la transición de un movimiento social (15-M) a un partido político, que es algo que no tienen cerrado del todo", afirma, aunque insiste en que ese partido debe ser a la vez "convencional" y "moderno".

Y en esa tarea pendiente, la de pasar a ser un verdadero partido, es precisamente donde radica uno de sus principales riesgos, según Bouza, el de "renunciar a su esencia". "Es una oportunidad para moderar la forma de expresarse, muy juvenil y espontánea, y también les permitirá tener más orden". A juicio de este experto, "el factor orden" es importante porque "les facilitará llevar el partido" y habrá "más cohesión". Sin embargo, "no pueden dejar atrás lo que son realmente, eso no lo pueden perder porque es su principal fuente de votos", y si solo ofrecen orden corren un riesgo muy grande de quedarse en el camino", asegura.

Es una idea parecida a la que expresa el catedrático en Ciencia Política Joan Subirats, para quien Podemos afronta un "fin de ciclo" que empezó en 2011 con el 15-M, y ahora entra en "otra fase, más ordinaria y regular, en la que la maquinaria de guerra electoral no le sirve" y que tendrá como principal reto la "consolidación organizativa", así como "construir un programa político no solo en clave electoral". Subirats no cree, en cambio, que en esa transición la formación morada esté abocada a convertirse en un partido como los demás. "Es un desafío, sí, pero entre ser un partido convencional y seguir siendo excepcional hay un espacio. Es difícil, pero posible, y ahí radicará su posibilidad de éxito".

"Se les ha pasado la fase de épica, de remontada, pero han logrado ubicarse en un espacio que, aunque lejos de las expectativas, está muy bien", afirma el politólogo Fernando Vallespín. Y desde ese espacio, en el que Podemos tendrá que "gestionar la frustración" y lidiar con "la rutina", su "gran desafío estará en convertirse de facto en un partido, mucho más que en estar en las instituciones. Hasta ahora solo iban a sumar, a ganar escaños, pero ahora tendrán que operar de facto", explica. A su juicio, en este proceso de normalización "peligra la mística asociada a un grupo diferente. Podemos surgió como alternativa a la clase política establecida, y parte de su éxito dependerá de su capacidad para seguir pareciendo que son otra cosa".

Cohesión y relación con las confluencias

Para poder ser y actuar como un partido, Vallespín considera que será imprescindible actuar cohesionados y con una voz común. "Ahora son un conjunto de confluencias, y el reto será cómo cohesionar a esos grupúsculos tan diferentes. No pueden aparecer como una hidra con 20 cabezas", subraya este experto en referencia a sus socios de En Comú Podem (Cataluña), En Marea Galicia), Compromís (Comunidad Valenciana) e IU.

"La relación con las confluencias no podrá ser un trato de sucursal si siguen apostando por la plurinacionalidad", agrega Subirats, mientras que Bouza cree que se trata de un asunto "muy difícil de gestionar porque " las confluencias territoriales tienen sus propias dinámicas. " Podemos es necesario para la periferia porque, hoy por hoy, es su único interlocutor", explica, pero avisa: "Tendrá que tratar con más distancia los problemas identitarios de una pequeña parte de la población, no ocuparse exclusivamente de eso, y centrarse en lo que siempre ha sido su esencia, la defensa de los desahuciados, de los necesitados, dar la cara por quienes lo pasan peor". En definitiva, "mantener los puentes con la calle, que es de donde les viene su fuerza y su vitalidad. Esa es su gran ventaja sobre el resto de partidos".

En este sentido, Vallespín considera que Podemos "concede demasiado espacio a territorios que no necesitan ese espacio. Es una dinámica absurda, porque en España solo hay un problema territorial en Cataluña. Están jugando con fuego, porque pueden trasladar el problema territorial a otros sitios donde no los hay". A juicio de este experto, la apuesta del partido por la plurinacionalidad es otra suerte de "café para todos" que "banaliza el problema catalán" y que puede "desestabilizar al partido sin resolver el problema".

Parlamentarismo

Otro de los grandes retos de la formación que dirige Iglesias será la de desarrollar una verdadera acción parlamentaria, después de un fugaz paso por el Congreso en una legislatura tan breve como anómala. A pesar de no haber cumplido sus expectativas, Podemos y sus aliados cuentan con 71 diputados, y nunca antes en el Parlamento una fuerza a la izquierda del PSOE había logrado tener tantos escaños, algo que para Vallespín es a la vez "un riesgo y una oprtunidad".

"El Parlamento es muy homogeneizador, impregna a todos de la misma pátina, ritos y tiempos, es muy difícil sobresalir. Pero también les permite ganar potencial para acceder a otros sectores socilaes y medirse con el resto de partidos, lo que supone un desafío para el PSOE", opina este politólogo, para quien se abre la posibilidad de "renovar las instituciones". "La política estará centrada en el Parlamento, más que en el Ejecutivo", afirma.

"Habrá que ver si caen en la provocación, o si se decantan hacia un tipo de oposición fundada en argumentos", señala, y subraya que su gran desafío "será convertirse en cabeza de la oposición, en disputa directa con el PSOE. "Pueden aprovechar para intentar conseguir sacar adelante iniciativas parlamentarias a las que el PSOE no tendrá más remedio que sumarse", explica, pero avisa: "Tienen el problema de la multiplicidad de grupos, tendrán que compartir tiempos y espacios. Iglesias no lo va a teren fácil para ser el referente único".

Para Bouza, el Congreso es el lugar adecuado "para formar cuadros políticos parlamentarios de alto nivel, que no tienen", y que les sevirán "para ocupar ministerios algún día".  "Es una oportunidad para adquirir preparación técnica, lo más complejo y pesado. Es una puerta abierta a la creación de una mentalidad nueva". Subirats, por su parte, cree que "su presencia como tercera fuerza política" les obliga a  "organizarse también en clave de trabajo parlamentario, fortalecer los ámbitos sectoriales" y, sobre todo, a "demostrar su capacidad de estar dentro y fuera de las instituciones, para estar entre la institución y los ciudadanos y no convertirse solo en un aparato dedelegación, ser capaces de romper la dinámica tradicional".

Unidad interna

Otro de los grandes fantasmas de Podemos, especialmente tras las resultados del 26-J, es el de la división interna. El cruce de culpas entre los afines de las distintas corrientes obligó a Iglesias a llamar al orden interno, y el pasado sábado, ante los más de 80 miembros del Consejo Ciudadano estatal, pidió a los suyos no dividirse en faccionescentrarse en el futuro más que en el análisis de lo que pudo pasar.

En ese sentido, Vallespín tiene claro que "ahora no pueden permitirse el lujo de un espectáculo de división interna". A su juicio, si hay conflicto este será "soterrado, pero no se hará explícito. Ahora tienen claro que van a la oposición, lo que facilitará la cohesión. Su éxito radicará en su capacidad para dar una imagen de unidad". Subirats también considera que "las diferencias y las distintas corrientes se exponen con más urgencia y crudeza en campaña", y por tanto, ahora que ya ha pasado "se suavizarán". 

Bouza, en cambio, cree que la presencia en sus filas de "las confluencias, nacionalistas y comunistas" es algo "que les causará problemas porque "los nacionalismos periféricos tienen su propia problemática y los comunistas no se adaptarán". "Dan una imagen confusa", señala este sociólogo y polítólogo, para quien la alianza con IU es una "debilidad". "Eso se va a dividir. Una parte se quedará con Podemos y otra parte seguirá llamándose IU", afirma. No cree, en cambio, que esto vaya a suponer una ruptura entre los principales referentes del partido morado, Pablo Iglesias y el número dos, Íñigo Errejón. "Se complementan. Podemos sin Errejón no funcionaría, se convertiría en algo difícil de asimilar". 

Entre tanto, tienen por delante una legislatura que se prevé convulsa, donde las negociaciones y los pactos serán una constante y donde el Parlamento tendrá un papel protagonista. Las elecciones gallegas y vascas son dos citas importantes, y antes de fin de año celebrarán casi con toda seguridad su Asamblea, no prevista por los Estatutos hasta finales de 2017, pero necesaria para abordar el debate sobre el modelo y el futuro del partido. 

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