El Gobierno rumano sigue enredado con quién es el legítimo propietario del famoso castillo de Drácula.
Según publica la BBC, el edificio, construido en el siglo XVI, fue devuelto el año pasado a Dominic de Habsburg, un arquitecto de Nueva York, después de que el castillo hubiera estado bajo control del Estado durante los últimos 60 años.
Varios diputados afirman que la cesión fue ilegal y quieren que el castillo vuelva a manos de Rumanía para ser vendido. Habsburg, por su parte, ha amenazado con llevarlos ante los tribunales, argumentando que sería una "injusticia espantosa" que le quitaran el castillo.
El edificio, en el que se dice que residió Vlad Tepes "el Empalador", es uno de los sitios más visitados de Rumanía, y una fuente segura de ingresos que los diputados no quieren desaprovechar.
El pasado mes de junio, Habsburg comentó que estaría dispuesto a venderlo por 78 millones de dólares, alrededor de 54 millones de euros, una cifra desorbitada según el Gobierno rumano.
Lo que está claro es que la posesión del castillo se ha convertido en un asunto de estado, ya que hasta los diputados de la oposición piden que se requise el edificio, alegando que la familia Habsburg fue expulsada del mismo después de la Segunda Guerra Mundial.
¿Quién ganará la batalla por la residencia de Drácula?
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