Después de diez años sin pisar Cibeles, el diseñador venezolano, valenciano de adopción, presentó una colección sofisticada de vestidos de noche en los que la pedrería de Swarovski ha sido la auténtica protagonista.
Cada vestido fue recibido por los asistentes al desfile como una obra de arte independiente (con aplauso incluido) y es que los colores plateados y dorados de las prendas y los ribetes de pedrería hacían de cada traje una prenda única.
Lo más sorprendente de la propuesta han sido los corsets que cada vestido lleva. Son de una sola pieza, pero la maestría de sastrería que Laguna ha conseguido con cada uno, lo hacen estar más que presente.
También se atrevió con los vestidos túnicas, modelo presente en todas las colecciones de esta edición de Cibeles. Todos ellos con corte imperio, con escote en forma de corazón, y en la mayoría de los casos, adornados con una gran lazada.
La gasa, la organza, el raso gofrado, y el satén son los tejidos utilizados por Laguna, materiales que han contribuido a dar volumen a las faldas con corte globo.
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