Encantada. Muy feliz. Así es como se siente Dámaris Palacios y así es como suena su voz al otro lado del teléfono. No es para menos. Acaba de saber que el juzgado de los social número 3 de Oviedo ha fallado a su favor y que su hijo Paco, con espina bífida, recuperará el grado de discapacidad del 33% que le asignaron en 2013 y que la Consejería de Servicios y Derechos Sociales de Asturias le retiró el año pasado.

Con ese porcentaje, este pequeño de Gijón vuelve a tener acceso a una serie de prestaciones que desde agosto había perdido. Es el caso de una reducción en los costes de las terapias que necesita, como rehabilitación y logopedia, y de una plaza de inclusión en el colegio. "Afortunadamente esta última la manteníamos, pero gracias a lo bien que se ha portado el centro con nosotros", explica su madre.

La sentencia, contra la que cabe recurso, determina que la revisión "no fue por la mejoría o alteración de la discapacidad originada por la deficiencia congénita, sino por un 'criterio de discrepancia con la valoración inicial', y siendo ello así no queda sino confirmar el grado inicial del 33%". De esta forma, condena a la consejería demandada a "estar y pasar por ello y por sus consecuencias jurídicas inherentes". 

"Mi hijo tiene una discapacidad y necesita unos determinados servicios que había perdido. Esto supone que vuelve a tener sus derechos. Es triste tener que luchar por ellos, pero por haberlos recuperado, todo ha merecido la pena", agrega Dámaris con alegría.

Los estudios del perito pediátrico que esta mujer contrató para el juicio apuntaban que Paco llegaba a un 41% de discapacidad, pero ella se siente conforme con lo establecido por la jueza: "Yo no quería más, pero tampoco que nos dejaran con el 0%".