Agua, cubiertos, el filete poco hecho... ¿Qué nos pueden cobrar los restaurantes y qué no?

  • Los establecimientos hosteleros no pueden cobrar por los cubiertos o por reservar mesa, servicios no solicitados por el consumidor.
  • El camarero no está obligado a servir agua del grifo y puede exigir al cliente su pago, siempre que el precio se vea reflejado.
  • Una de las normas más incumplidas es no mostrar en la carta o en la pizarra lo que cuestan los productos, según la asociación Facua.
  • Una orden ya derogada de 1965 imponía a los locales incluir entre sus productos "vino común del país puro, limpio, franco de paladar".
Un camarero atiende a un cliente en una terraza.
Un camarero atiende a un cliente en una terraza.
EUROPA PRESS
Un camarero atiende a un cliente en una terraza.

¿Sabías que un restaurante no te puede cobrar por los cubiertos pero sí por un vaso de agua? Aunque el panorama normativo en España es bastante complejo porque las obligaciones de la hostelería son de competencia autonómica, las comunidades siguen unas normas básicas. Un manual de la asociación de consumidores Facua recoge una serie de abusos que pueden sufrir los clientes si desconocen sus derechos.

Estas son algunas de las reglas que los establecimientos deben seguir.

Abusos con el precio. ¿Has pagado alguna vez por los cubiertos o por reservar mesa? Los restaurantes no pueden cobrar a los clientes por conceptos que no ha solicitado. Rubén Sánchez, portavoz de Facua, asegura que la norma que más incumplen los restaurantes y bares españoles es no mostrar el valor de todos las comidas, bebidas y suplementos.

Y aunque los precios son libres y un establecimiento puede pedir una cantidad desorbitada por una tapa de aceitunas, no se puede ocultar el precio. Como indica Emilio Gallego, secretario general de la Federación Española de Hostelería, la hostelería debe "buscar una fórmula para que el cliente esté informado de los precios".

Si no se muestra el precio de la tapa, Facua recomienda al cliente exigir un pago similar a los otros productos de la carta o bien denunciar el fraude.

Tampoco vale eludir lo que cuesta una comida con la excusa del ‘precio según mercado’. Por la misma razón, no está permitido cobrar por complementos insólitos como por pedir el filete muy hecho o incluso por utilizar el servicio.

Además, está prohibido que no se incluya el IVA, como marca la normativa estatal. El valor de todos los platos y bebidas debe aparecer en su totalidad. Lo mismo sucede con otras tasas, como el añadido por estar en terraza, que solo se podrá exigir si el incremento aparece en la carta o en la pizarra.

¿Agua gratis? "No es obligatorio servir agua del grifo", señala Emilio Gallego, que añade que aún así es "una cortesía muy habitual en España, siempre que la calidad del agua de la región lo permita".

Además, si el precio está incluido en la carta o en la cartelería, la ley permite al restaurante cobrar por el vaso o la jarra de agua del grifo.

Información para alérgicos. Una normativa europea impone a los restaurantes y bares destacar en la carta los alimentos que producen alergia. "Siempre debe facilitarse al consumidor la información sobre los alérgenos potenciales", reza la norma.

La normativa obliga a los restaurantes y bares a informar por escrito, oralmente o de forma electrónica de las sustancias más peligrosas para personas con hipersensibilidad. Los productos que inducen más alergias son: cereales con gluten, crustáceos, huevo, pescado, cacahuetes, soja, leche, frutos secos, apio, mostaza, semillas de sésamo, sulfitos, altramuces y moluscos, y todos sus derivados.

Uso de las aceiteras. Desde el año 2014, los envases de aceite no pueden ser rellenados y los establecimientos de hostelería no deben ofrecer aceiteras sin etiquetar.

Según Gallego, los establecimientos "están cumpliendo la norma sin problemas y a la perfección".

Mejorar la calidad de los establecimientos

Aparte de estas normas básicas, cada comunidad es competente de establecer reglas más concretas. “Las comunidades autónomas pueden establecer normas específicas y las multas también varían según el marco sancionador de cada región”, cuenta Rubén Sánchez, que además aboga por mejorar la legislación.

“Los precios deberían aparecer no solo en cualquier parte del bar, como puede ser un cartel, sino en la carta. Hay casos en los que un bar puede cobrar 4 euros por un refresco que no se mostraba en carta, pero sí en la cartelería del establecimiento”, explica. Además lamenta que la multa es más alta o baja dependiendo del municipio y a veces las faltas conllevan “una micro sanción insuficiente”.

“Cuando no hay una intención de mejorar la calidad hostelera y no se prioriza la atención al cliente se daña la imagen de la hostelería en nuestro país”, denuncia.

Por su parte, Emiligo Gallego aboga por una unificación del reglamento. “Creemos que cuanto más homogénea es la normativa, más ayuda al desarrollo de la actividad de un negocio. Hay que favorecer la transparencia de la industria para no volver locos a los consumidores”.

Actualmente 17 normativas autonómicas regulan el negocio, a lo que hay que añadir las normas de los ayuntamientos, que tienen competencias en consumo de seguridad, de inspección, en espacio para terrazas, publicidad exterior..., explica el secretario general.

"Vino franco de paladar y con una graduación alcohólica no inferior a 12º"

España se ha preocupado desde hace tiempo por la calidad de los servicios en la hostelería. Una ley promulgada en 1965 señala la importancia del sector por su gran “aportación al turismo exterior como del interior”. Esta orden regulaba la industria hasta el extremo de obligar a los establecimientos a incluir en sus cartas “vino común del país, blanco y tinto, puro, limpio, franco de paladar y con una graduación alcohólica no inferior a 12 grados”, aunque este artículo ha sido derogado.

Otro artículo que actualmente está anulado determinaba incluir el llamado 'plato combinado turístico', que debía ofrecer al menos huevo, carne o fiambres. Y las cafeterías de carácter 'especial' tençian que ofrecer tres variantes a los turistas: huevos, pescado y carne.

El famoso 'menú del día' también era imperativo en el pasado e incluía todo: primer y segundo plato, pan, postre y, como era de esperar, vino.

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