El vuelo a vela: a lomos del viento

  • En este artículo entenderás lo que es un vuelo sin motor y sus características.
  • En España hay doce escuelas de vuelo habilitadas para la obtención del título de piloto de planeador
  • Entre ellas está el Club de Vuelo Sillas Voladoras con el que personas con discapacidad pueden disfrutar de la experiencia de volar.
Planeador realizando un vuelo.
Planeador realizando un vuelo.
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Planeador realizando un vuelo.

Qué mejor manera de estrenar esta sección de motor que hablando sobre el vuelo sin motor. Y es que existen otros motores además de los formados por piezas mecánicas que estamos acostumbrados a ver bajo el capó de nuestros coches, pues puede decirse que motor es, simplemente, algo que genera movimiento. Prueba de ello es el vuelo a vela; para el también llamado vuelo sin motor, el elemento propulsor es la atmósfera.

La atmósfera terrestre es el conjunto de gases que se mantiene rodeando nuestro planeta atraído por la fuerza de la gravedad de éste. La atmósfera pierde densidad progresivamente con la altitud a medida que la atracción gravitatoria decrece, hasta que finalmente se difumina en el espacio exterior. Con todo, en sus capas más bajas es un medio tremendamente dinámico. Aquí, donde la masa de aire es mayor y ésta se ve influida por factores como la orografía terrestre, la irradiación solar o la rotación de la Tierra, se produce una gran variedad de movimientos de gases en todas direcciones (también hacia arriba y hacia abajo).

Típicamente percibimos estos fenómenos atmosféricos como brisas, vientos o nubes. En cambio, no solemos pararnos a pensar qué sucede cuando una fresca y húmeda brisa marina topa con el aire continental caldeado por el sol, qué ocurre cuando el viento choca contra una montaña, o en cómo se forma una nube. Estos son sólo algunos ejemplos en los que pueden darse desplazamientos verticales de las masas de aire, cuyos movimientos ascendentes son aprovechables por algunas aeronaves para ganar altitud. Tal es el caso de los planeadores, también conocidos como veleros, con los que se busca volar en el seno de estas ascendencias para prolongar la duración del vuelo y cubrir mayores distancias.

Vaya por delante que en ausencia de corrientes ascendentes, una aeronave de estas características es perfectamente capaz de sustentarse en el aire y maniobrar con normalidad, con la única particularidad de que mientras no se apoye en dichas corrientes, irá descendiendo poco a poco. Es por ello que los veleros están diseñados con largas alas y escaso peso, de forma que son capaces de recorrer un gran trayecto horizontal por cada metro que caen. Esta propiedad se mide mediante el coeficiente de planeo, un parámetro aplicable a cualquier aeronave, y que en el caso de los veleros modernos puede estar por encima de 45 a 1, es decir, 45 metros de avance horizontal por cada metro que se desciende. Con un coeficiente de planeo como este, un velero que volase a 1.000 m de altitud podría cubrir una distancia aproximada de 45 km en una atmósfera en calma.

Es por tanto posible disfrutar de un vuelo en planeador sin necesidad de buscar ascendencias. Un velero despega remolcado por una avioneta a motor o catapultado por un torno, y generalmente se suelta a unos 600 m de altitud. Desde esa cota, un tranquilo planeo de 30 minutos o bien un intenso vuelo acrobático, son sin duda opciones atractivas antes de volver a poner rumbo al aeródromo. No obstante, las posibilidades de esta modalidad aérea van mucho más allá. No en vano, volando en planeador se han logrado marcar records como los más de 3.000 km de distancia recorrida por Klaus Ohlmann, o los 15.046 m de altitud alcanzados (de momento) por los pilotos del proyecto Perlan; y dejando a un lado efemérides, no son ninguna rareza los vuelos de más de 1.000 km y varias horas de duración, a velocidades entre 90 y 300 km/h y alcanzando altitudes superiores a los 6.000 m. Todo a lomos del viento.

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