Así consta en el balance de superficie afectada, que refleja que un 30% del acotado de Anna está afectado; el 80% en Chella; el 50% en Sellent; el 50% de Cotes; Sumacàrcer está pendiente de valoración y Estubeny y Bolbaite están apenas afectados de momento.

Desde el Gabinete Técnico de la Federación de Caza, el ingeniero de montes Román Samper ha explicado que "junto a la disminución de la capacidad de infiltración del agua en el subsuelo, el aumento de la capacidad erosiva del agua o el deterioro del paisaje, un incendio también afecta a las personas que lo tienen como medio de vida o a las especies en general".

Así, en esta temporada del año, el fuego tiene "especial incidencia" en especies "como la perdiz roja cuyos pollos recién salidos del nido no pueden volar". "Y sobre todo creemos que puede influir muy negativamente porque el incendio se ha desarrollado por la noche y los animales se desorientan con mayor facilidad, algo que también afecta al resto de especies", ha descrito.

Por otra parte, la Federación recuerda que la ley establece que durante dos años "no se pueda cazar en la zona incendiada aunque sí se pueden realizar acciones en beneficio de la recuperación de ese entorno como es la colocación de comederos, bebederos que casi en el 100% de los casos sufragan los propios clubes". En este sentido la Federación ha avanzado que realizará una valoración de las zonas afectadas y explicará a los clubes "qué tipo de acciones o iniciativas pueden emprender para recuperar esos espacios".