Un juzgado de Barcelona ha condenado al Servei Català de la Salut (SCS) a indemnizar con 80.000 euros a los hijos de una mujer que murió en 2015 debido a un cáncer de páncreas que tardó casi dos años en diagnosticársele en el Hospital de Manresa (Barcelona).

En su sentencia, el juzgado de primera instancia número 46 de Barcelona estima parcialmente la demanda presentada por los familiares de la mujer, representados por los servicios jurídicos de la asociación Defensor del Paciente, y condena a la aseguradora del Servei Català de la Salut a indemnizarlos.

Según cree probado la sentencia, la paciente acudió a mediados de julio de 2011, con 62 años, al Hospital Sant Joan de Déu de Manresa aquejada de dolores abdominales y lumbares y le fue diagnosticado un cólico nefrítico, sin que se le detectara el cáncer de páncreas que padecía hasta marzo de 2013.

El diagnóstico de cólico nefrítico se fue repitiendo en las distintas visitas médicas e ingresos hospitalarios de la paciente, que una de esas ocasiones fue derivada a la Unidad de Diagnóstico Rápido del Hospital de Manresa debido a que sus familiares se negaron a abandonar el centro médico hasta que no se averiguara la causa de los dolores.

Tras ese reconocimiento, el Hospital dio de alta a la paciente con el diagnóstico de síndrome tóxico, diabetes descompensada, hiato laxo y depresión, pese a que las analíticas revelaban biomarcadores elevados que podían apuntar a un posible proceso neoplásico abdominal.

Durante más de seis meses, admite la sentencia, la paciente continuó tomando morfina en cantidades cada vez más elevadas para paliar el dolor hasta que, en marzo de 2013, acudió de nuevo al Hospital de Manresa, donde se le practicó un TAC de contraste que detectó una neoplasia de páncreas localmente avanzada.

Desde ese momento, la paciente recibió tratamiento de quimioterapia contra el cáncer de páncreas, lo que no impidió que muriera en marzo de 2015.

La sentencia concluye que el carcinoma podía haberse detectado en sus primeros estadios, pero el retraso en el diagnóstico provocó "una pérdida de oportunidad a la hora de instaurar el tratamiento, con posibilidad de intervención quirúrgica, que hubiese supuesto una mejor calidad de vida durante cierto período" para la paciente.

El juzgado reconoce que "lo acaecido debió producir una alteración psicológica en la paciente, que no mejoraba a pesar de acudir a los facultativos especialistas que debían diagnosticar el origen de sus dolencias", por lo que fija en 80.000 euros la indemnización a percibir por los hijos de la fallecida.