Hasta la fecha los jueces no han estado nunca de su parte. Por eso Susana Guerrero confía muy poco en que la Audiencia Provincial de Toledo rectifique a la juez de primera instancia y revoque la sentencia que le obliga a entregar a Nayara, su hija de 11 años, al padre biológico. Sin embargo, esta madre no se cansa de reclamar "protección" para su hija y ansía una solución que no pase obligatoriamente porque la niña tenga que irse a vivir a Talavera de la Reina con su padre, el mismo hombre que abusó de Guerrero cuando era menor de edad y que fue condenado por malos tratos.

"Yo no voy a entregar a mi hija a un violador, antes me tendrán que matar o meter presa", insistía este lunes Guerrero en declaraciones a 20minutos, unas horas antes de que el tribunal de la Audiencia Provincial de Toledo se reuniera para deliberar sobre su caso. Fuentes judiciales han explicado que este martes por la mañana el tribunal ha mantenido la deliberación prevista y, finalmente, ha tomado una decisión, aunque el sentido de la misma no se dará a conocer a las partes hasta dentro de unos días.

Coincidiendo con la deliberación del tribunal de Toledo, Susana Guerrero se ha manifestado esta mañana en las puertas del Ayuntamiento de Madrid acompañada de una veintena de representantes de asociaciones y colectivos feministas. Además de pedir justicia para Nayara, reivindicaban el fin del uso del SAP (síndrome de alienación parental) en las sentencias sobre custodias de menores. Este síndrome no consta en ningún vademecum médico y es rechazado incluso por el Consejo General del Poder Judicial.

El pasado mes de abril el tribunal de Toledo ya se reunió para decidir sobre la custodia de Nayara, pero el fallo se pospuso entonces para estudiar si se admitía a trámite un recurso 'in extremis' interpuesto por la defensa de Guerrero. Sin embargo, finalmente la Audiencia desestimó el recurso y marcó esta nueva fecha para el fallo.

La decisión del tribunal de Toledo admite un nuevo recurso en instancias superiores, como el Tribunal Supremo, y Susana Guerrero ya ha mostrado su disposición a recurrirlo si resulta contrario a sus intereses y a los de la menor. Sin embargo, en cuanto el fallo sea público, la sentencia podrá ser ejecutada. Si dan la razón al padre, entonces la niña tendría que irse a vivir con él y Guerrero solo tendría permiso para pasar unas pocas horas al mes con su hija.